Al Heliodoro se le acaba la paciencia con el CD Tenerife

A la afición del CD Tenerife se le ha acabado la paciencia con su equipo. Caras largas, desilusión y apatía en las gradas del Heliodoro

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aficion cd tenerife pensativa
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El CD Tenerife sólo ha conseguido una victoria en los siete encuentros que ha disputado como local esta temporada. La ilusión que desbordó la buena actuación ante el CD Numancia (3-2), en la presentación del CD Tenerife de López Garai ante su afición, se ha ido diluyendo. De las caras de alegría al aburrimiento. Los aplausos y la celebración de los goles han dado paso a silbidos, reproches y excesivos murmullos cuando la escuadra tinerfeñista juega de local.

El segundo peor local de LaLiga SmartBank

Los blanquiazules sólo suman 6 puntos en el antaño coliseo tinerfeñista. El tradicional fortín isleño se ha transformado en un estadio apetecible para romper malas rachas o despegar en la clasificación. Lo saben los recién ascendidos Fuenlabrada y Racing de Santander, que privaron de la victoria a los canarios. También dos rivales directos por la zona baja de la clasificación, Oviedo y Extremadura, que aún se sienten con capacidad de salir del foso de la zona roja gracias a su victoria, por la mínima, en el recinto de la Calle San Sebastián. Sólo el Extremadura empeora las estadísticas como local, con un punto menos. El Dépor, con un partido menos como local (6 puntos en 6 encuentros), puede dejar a los de Garai como penúltimos en esta nefasta estadística.

La afición del CD Tenerife ya no disfruta en el Heliodoro

Hastío, resignación, aburrimiento, derrotismo... siente la hinchada del CD Tenerife en el Heliodoro. Atrás quedan las bufandas al viento, los cánticos de goles y remontadas. Atrás quedan las sonrisas, abrazos, choque de manos y aplausos. La afición del CD Tenerife ha perdido la paciencia con el excesivo juego de posesión horizontal de los locales y, desconcertada, con la inexplicable facilidad de puntuar en el estadio tinerfeño. El Heliodoro ya no ruge, el Heliodoro ya no impone, el Heliodoro ya no tiembla. Y lo que es peor, no hace vibrar a los tinerfeñistas.

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