La normalidad se resiste a regresar a La Gomera, El Hierro y La Graciosa

En las tres islas flota la misma incertidumbre: sus economías dependen en mayor o menor medida de un turismo que aún tardará en volver

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La Gomera, El Hierro y La Graciosa han emprendido este lunes el camino de retorno a la normalidad con una semana de adelanto sobre el resto de España. Se ve más gente en la calle y algunos negocios han abierto, pero en las tres islas flota la misma incertidumbre: sus economías dependen en mayor o menor medida de un turismo que aún tardará en volver.

Lo ve así, entre otros muchos, María Méndez, empresaria con un restaurante en Valle Gran Rey (La Gomera), que ha decidido esperar aún unas semanas más para volver levantar la persiana, consciente de que solo con el cliente local, su negocio no se sostiene.

"Estoy muy feliz de que los negocios vayan a abriendo poco a poco en la isla", reconoce, "pero en mi caso, tengo un restaurante tan grande que no veo el momento de abrirlo todavía, porque al no haber turismo mientras no estén las islas abiertas, con La Gomera sola me parece que no voy a poder mantener a mis empleados".

En consecuencia, esta hostelera ha decidido esperar. En La Gomera están ya en fase 1, las restricciones que pesan sobre su sector son menores que en el resto del país, pero María Méndez dice que mantendrá cerrado su restaurante "por lo menos un par de fases más", hasta que la llamada "nueva normalidad" comience a abrirse camino en el resto del archipiélago y vea más claro el futuro.

En la misma localidad regenta una tienda de ropa Mery Ojeda. Ella sí ha abierto este lunes su negocio y "muy contenta" de hacerlo.

"Sabemos que la afluencia de gente no va a ser la normal en esta época, pero es un comienzo. El hecho de que la gente de la isla se pueda mover y venir a Valle Gran Rey pues ya es un aliciente. Todos tenemos que apechugar y nos va a costar mucho salir adelante... pero bueno, es un primer paso", reflexiona Ojeda.

En La Gomera fueron los primeros de España en afrontar la amenaza del coronavirus, el 31 de enero, con el caso de un turista alemán recién llegado a la isla que quedó rápidamente aislado. Ahora son los primeros en desescalar, pero no quieren dar pasos atrás.

Por eso, el presidente de su Cabildo, Casimiro Curbelo, ha hecho un llamamiento a la responsabilidad a todos los gomeros. Al Cabildo, dice Curbelo, le preocupa la recuperación económica, pero considera que la prioridad es atender a los más vulnerables ante esta crisis y dar cobertura a la caída de actividad en los sectores productivos.



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El Hierro

En el municipio de La Frontera, en el norte de El Hierro, algunos comercios y pocos bares han abierto este lunes, pero en ningún momento se ha registrado una afluencia importante de ciudadanos a los establecimientos que han pasado más de 50 días cerrados.

"Ha sido una tímida normalidad", dice a Efe el propietario de uno de los pocos establecimientos de restauración que han abierto en La Frontera, que cuentan con terraza. Aunque solo pueden admitir a la mitad de su aforo normal, ni siquiera ha cubierto ese cupo: "La gente viene, se toma un cortado o una cerveza y se va", resume.

Tampoco los comercios se han llenado ni se han producido colas para entrar en ellos y en las calles hay menos gente que un día habitual laboral, según pudo comprobar Efe. Eso sí, se mantienen la distancias y el uso de las mascarillas parece ya mayoritario.

En el sur de la isla, frente la Reserva Marina del Mar de Las Calmas, uno de las joyas naturales de Canarias, los clubes de buceo aún se preguntan cómo podrán salir adelante con las restricciones sanitarias añadidas a las medidas de seguridad que ya tienen que cumplir. Y, sobre todo, cuándo llegarán los clientes.

Afrontan, dice Joseba Landaeta, responsable de uno de esos negocios, un reto tan importante como el que supuso partir de cero tras la erupción submarina de 2011. "Ha sido difícil aceptar el cierre de la actividad", dice otro empresario del buceo, Alexis Polidano, "pero no queda otra que reinventarse".



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La Graciosa

En La Graciosa hasta la fecha no han sufrido ni un solo contagio, no tienen aeropuerto y su única comunicación con Lanzarote, la línea marítima a Órzola, ha estado casi cerrada, pero sus 737 habitantes han vivido el mismo confinamiento que el resto de españoles.

En las calles de arena de Caleta de Sebo se nota mucha más presencia de ciudadanos, la mayoría con mascarilla, pero ni un solo negocio de hostelería ha abierto este lunes. Sus propietarios se han hecho la misma pregunta que la empresaria de La Gomera: ¿para quién?

Alicia Páez, la concejal responsable de los asuntos de La Graciosa en el Ayuntamiento de Teguise, el municipio de Lanzarote del que depende la isla, sí aprecia algunos cambios: "Se nota más presencia de gente en las calles, haciendo deporte, paseando, o personas mayores que van a la compra".

La concejal cree que la gente está contenta de poder salir de casa, pero subraya que todos "sienten mucho respeto y responsabilidad" y lo ve en su comportamiento: "Hay mucha prudencia", dice, "que se nota sobre todo en los padres cuando salen con sus hijos".

El empresario local Miguel Páez, portavoz de la iniciativa que logró el reconocimiento de La Graciosa como octava isla en el Estatuto de Canarias, explica que muchos comerciantes han optado por no abrir sus negocios, "porque no tendría lógica". En La Graciosa, recuerda, casi todos viven exclusivamente del turismo.

Los gracioseros siguen además preocupados por el control que se va a hacer del movimiento de pasajeros en el barco que comunica Caleta de Sebo y Órzola, para evitar exponerse a un posible contagio.

Coincidiendo con el inicio del desconfinamiento, un equipo del Consorcio de Emergencias del Cabildo de Lanzarote, integrado por varios bomberos y un formador, y un técnico del Ayuntamiento de Teguise, se han desplazado este lunes a La Graciosa para reforzar las medidas de protección ante el coronavirus, desinfectar locales y zonas comunes (como el único cajero automático de Caleta de Sebo) y dar algunos consejos de seguridad a los hosteleros.

La presidenta del Cabildo del Cabildo de Lanzarote, María Dolores Corujo, como su homólogo de La Gomera, recuerda que La Graciosa tiene "la fortuna" de ir por delante en las medidas de desescalada, pero, a su vez, el reto "de demostrar que el comportamiento responsable de la ciudadanía no pone en riesgo lo conseguido hasta ahora".