Adoro la solemnidad de tu nombre,
corto, cálido, rotundo… dos.
Amo también tu significado,
compañía, apego, protección… dos.
Simbolizas todo aquello
por lo que estoy agradecida.
Dos ojos que absorben la belleza del entorno.
Dos oídos que perciben las melodías
más armónicas y sutiles.
Dos piernas que avanzan
por senderos impensados
o quizá si al menos intuidos.
Dos manos que se juntan
en el deseo de una oración,
en el esfuerzo de un trabajo,
en el leve roce de un paseo.
Dos…
Dos para avanzar…
Dos para pensar…
Dos para amar…
Siempre dos.