Víctor Yanes

Opinión

El despertador de la violencia

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Suena el despertador de la violencia y un golpe de sorpresa helada impacta contra nuestra consciencia. Me alegro enormemente que estas cosas ocurran, ya que el buen oficio de lector también está lleno de momentos para la historia. “Pelea de gallos” de María Fernanda Ampuero (Páginas de Espuma, 2018) abre en canal los ojos, las venas del paraíso soñado y provoca contundentes hemorragias felices, encomiablemente necesarias. Nunca me había alegrado tanto de llorar en silencio, quebrantado ante el sufrimiento de las variadas humillaciones que pueden llevarse a cabo contra los seres humanos, porque en “Pelea de gallos” hay violencia explícita, directa, anatómica pero también sibilina, soterrada y sobrentendida, como si de un ejercicio de agresión pasiva se tratara. 

Me he alegrado de sentir espanto, porque el espanto de la violencia y de la muerte son los dos grandes espantos que, paradójicamente, nos mantienen en alerta ante el advenimiento del terror. El conocimiento de ciertas realidades sórdidas e indeseables, pueden motivar urgentes deseos de desarrollar otros sentimientos opuestos como el amor, que de tanto sufrimiento puede salvarnos. El amor es una semilla para el futuro que se siembra en los primeros años de nuestra vida y que tiene su origen en el seno familiar, en esa institución que, precisamente, aparece en “Pelea de gallos” como el lugar en el que se entretejen vínculos duraderos y traumas que dejan una huella imborrable y que marcan enteramente la vida de las personas.  

“Pelea de gallos” habla de la desmembración del ser humano que continúa con vida después del destrozo provocado por la violencia. Estamos ante un magnífico y brillantísimo libro de trece relatos en el que, con un asombroso acierto, María Fernanda Ampuero (Guayaquil, Ecuador 1976) universaliza la violencia, con todos sus escenarios escatológicamente desarrollados. No hay repetición, no hay mantra ni cliché, no hay recesos. Es un libro de sorprendente intensidad. La brutalidad, ese oscuro manotazo contra los inocentes que no cesa. No hay renuncia a la oscuridad porque no hay tabú ni autocensura. Ampuero nos propone la libertad igual que un tipo de mayúscula rebeldía. Contar el espanto, sin que parezca un simple y desabrido constructo es, entre otros, uno de los más altos méritos de “Pelea de gallos”.

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Portada de "Pela de Gallos" | VY