Martín Alonso

Opinión

Hagamos un trato

Director de Atlántico Hoy

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Si ha llegado hasta aquí, si la curiosidad le ha hecho asomarse a esta ventana por voluntad propia, permítame que le dé las gracias. En mi nombre y en el de todo el equipo que forma Atlántico Hoy. Resuelto este preliminar de cortesía, déjeme que ahora le haga una advertencia para que no caiga en decepciones futuras: no estamos aquí para reinventar el periodismo. Lo siento, pero sólo entiendo este oficio a partir del continuo movimiento entre cuatro puntos cardinales: independencia, responsabilidad, honestidad y veracidad. Con esas cualidades por bandera se puede informar en un papel, a través de ondas de radio, por satélite, desde internet o en un bloque de hielo. Y eso haremos. Seremos leales a esos principios para dar foma al trato que firmaremos cada mañana con nuestra audiencia. Sólo es cuestión de ser prácticos y de hacerlo bien.

Pero no hablemos tanto de nosotros, los periodistas —esos seres entre los que anidan tantos cascarrabias, quejicas, desencantados y escépticos de tanto hablar de sí mismos y de la eterna crisis de la profesión—, y centrémonos en usted, estimado lector. Creo, a pesar de todo, que estamos en el momento posible para que ambas partes podamos mantener una relación sana. De nuestro lado, desde Atlántico Hoy, nos comprometemos a no dejarnos arrastrar por esa sensación que transmite que todo está perdido y que nos enfrentamos al final del periodismo. Esa es nuestra obligación y promesa para con usted, porque será la mejor manera de poner en valor a las empresas de Canarias —sector sobre el que va a orbitar buena parte de nuestro proyecto—. 

En las Islas hay algo más de 60.000 compañías inscritas en la Seguridad Social y operan en la comunidad autónoma cerca de 150.000. En esa cifra hay sociedades gigantes de mucha solera, hay firmas medianas que aspiran a pegar el estirón y hay empresas pequeñas que lo son todo para miles de canarios. Queremos acompañarlas a todas, para contar sus proyectos, sus éxitos y brindarles un espacio para que cuenten sus cuitas y su manera de afrontar los problemas. Porque entre todas sustentan a miles de familias y, a su manera, dan sentido a esta tierra. Nos gustaría humanizarlas, descubrir a las personas que están detrás de las marcas —esa especie de señal que reside en el subconsciente de muchos y que dota a las corporaciones de la forma de un villano sin emociones—. No entendemos el futuro de Canarias sin un sector empresarial sano, robusto, dinámico y moderno.

Cuente, además, con nuestra vocación de servicio, pero nos gustaría que se acercara a nosotros con sentido crítico. Si en los próximos meses nos visita en busca sólo de certezas que reafirmen alguna de sus posiciones —sobre política, una persona o una compañía— será que algo falla: o nosotros no hacemos bien nuestro trabajo o usted se ha equivocado de lugar. Estamos aquí, en este punto de partida, porque queremos ser influyentes, porque queremos contar todo el proceso de una historia y no reparar en un acontecimiento puntual. Aspiramos a analizar al detalle todo y poner en contexto cada historia para que usted, como receptor, venga con una postura activa para separar lo tóxico de lo que no lo es. Sobre todo porque en Canarias necesitamos que la gente no pierda conciencia sobre el inmenso poder que aglutina la sociedad. Y ahí estaremos para hacer periodismo. Sin más, porque si no cumplimos sólo serviremos para cercenar derechos y libertades, para favorecer injusticias y quedar a merced de políticos nefastos o sistemas autoritarios.

Por eso, ante este desafío, me gustaría cerrar esta columna igual que como la empecé: con una muestra de gratitud, en este caso a Grupo de Medios Global (GMG), que ha apostado por Canarias de manera decidida para contar su realidad, sus particularidades, sus fortalezas y sus debilidades. Por creer en las empresas de las Islas. Y hacerlo con dos redacciones, una en cada capital, con periodistas jóvenes, de aquí y rebosantes de ilusión, ganas y talento. 

Nos vemos cada día