Descrito por primera vez por Linneo en 1758 como Cyanistes caeruleus, se trata de uno de los pájaros más coloridos de Europa, se extiende desde nuestro continente hasta Oriente Medio y de él existen varias subespecies, pero lo más curioso es que los ejemplares que habitan tanto en Canarias como en Africa están englobados en una especie diferente, la Cyanistes teneriffae, que está presente en Tenerife, Gran Canaria y la Gomera, mientras que en cada una de las islas restantes hay una subespecie distinta, Cyanistes degener en Lanzarote y Fuerteventura, Cyanistes ombriosus en el Hierro y Cyanistes palmensis en La Palma.

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Son inquietos y activos. Durante la primavera suelen ser muy silenciosos y solo se les escucha en las primeras horas de la mañana, sin embargo, sobre el mes de septiembre se vuelven ruidosos a todas horas, formando bandadas que con la llegada del otoño se emplean en organizarse para emigrar a lugares más cálidos donde pasar el invierno y poder encontrar insectos que son la base de su alimentación, así como algunos granos y semillas, aunque en Canarias los podemos observar durante todo el año. 

Su hábitat rara vez es en bosques de coníferas, estando presentes más bien en aquellos de hoja caduca de medianías, parques y jardines, ocultándose en huecos naturales o artificiales, de manera que son los huéspedes ideales para las cajitas nido que los ornitólogos y aficionados a las aves suelen colgar en los árboles, sin embargo en Canarias es al contrario, suelen estar en cualquier zona boscosa, desde el pinar a la laurisilva y son precisamente los lugares desérticos, aquellos en los que no los podemos encontrar.

Los machos por lo general tienen unos tonos más vivos que las hembras, aunque hay muy poca diferencia, la cabeza es de color blanco y negro con su parte superior de azul cobalto, así como las alas y las patas, el pecho es amarillo y está cruzado por una línea de color negro que aparece o desaparece dependiendo de cada especie o subespecie.