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La malvasía es una de las cepas más antiguas del mundo. Originaria de Asia Menor, su nombre proviene del puerto de Monemvasía, al sur del Peloponeso, en Grecia, punto desde donde se comercializaban hasta el resto del mundo conocido los vinos producidos y elaborados en las Islas Cícladas.

Se supone que debió de abundar también en la isla de Creta, ya que su puerto (Candia) ha dado nombre a la Malvasía de Candia, con el que se conoce tanto en Madeira como en Italia al vino que se produce con este varietal. Sea cual sea su origen preciso, el antepasado de las modernas variedades de malvasía debió extenderse hacia el Oeste a lo largo de las tierras mediterráneas en los tiempos medievales, pasando de Grecia a Nápoles, Sitges, Baleares, Valencia, para posteriormente dar el salto a Madeira muy poco tiempo después de que los portugueses comenzaran a establecerse en la isla en el siglo XV y finalmente llegando al Archipiélago Canario en esas mismas fechas, una vez terminada la conquista. 

Malvasia

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Hoy se cultiva cualquiera de sus variedades en casi todas las zonas vitivinícolas del mundo, y aunque cuando en Canarias hablamos del Vino de Malvasía y a nuestro recuerdo llega el sabor a un vino blanco con toques dulzones como el del moscatel, existen múltiples variedades, entre ellas la Malvasía Negra y otras muchas de sabores simples, notablemente diferenciadas entre ellas tanto por la morfología de la planta, color, sabor y composición bioquímica del fruto, fecha de maduración, productividad y aptitud para la vinificación.

En Canarias poseemos uno de los malvasías más originales del mundo, se tiene constancia de que la primera viña fue plantada en Tenerife por el portugués Fernando de Castro en 1497, también que en 1526 llegó al Hierro de mano de un hacendado procedente de Inglaterra, y aunque durante un tiempo la principal producción del archipiélago fue la caña de azúcar, tras su declive por la competencia de la que se producía en América, los cultivos fueron progresivamente sustituidos por cepas de esta variedad. 

El hecho de que nuestro archipiélago fuese punto de comercio tanto con Europa como con América y Africa, hizo que éste apreciado vino estuviese presente durante el S. XVI en las mesas de cualquier corte europea, llegando a ser muy usual que un buen tonel de Canary fuese ofrecido como un lujoso regalo.

Actualmente se cultiva principalmente en las islas de Gran Canaria, La Palma o Tenerife, pero la variedad de Malvasía Canaria alcanza su máxima expresión en la isla de Lanzarote, a donde llegó mucho más tarde que al resto y que se produce sobre todo en los conocidos rofes compuestos de materiales volcánicos que dan una singular belleza a los paisajes de la isla, además de otras zonas cultivables, destinándose a la producción de los vinos locales de Malvasía Seco, Semiseco y Semidulce. 


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