El ascenso a Segunda División

Luis Padilla nos recuerda este jueves la temporada del CD Tenerife durante el curso 70/71 y su ascenso a la Segunda División.

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Luis Padilla nos recuerda, en el periódico digital Atlántico Hoy,  la temporada del CD Tenerife durante el curso 70/71 y su ascenso a la Segunda División.

El Tenerife salió del infierno el 30 de mayo de 1971. En plenos 'aniversarios UEFA' y cuando la mayoría de su masa social identifica la Primera División como una aspiración obligada, conviene recordar la trayectoria de un equipo que durante tres cursos habitó en las catacumbas del fútbol español. Tras dos intentos fallidos de ascenso, en la campaña 70-71 apostó por la continuidad. Así, el presidente González Carrillo mantuvo a García-Verdugo como entrenador... y el técnico mantuvo su apuesta por la cantera y por la solidez defensiva con un 'once-tipo' que se aprendieron todos los niños de la época: Domingo; Lesmes, Molina, Pepito; Esteban, Cabrera; Juanito, Manolo, Jorge, Mauro y Morales.

Encuadrado en el grupo II de la Tercera División, la remodelación de la categoría había hecho que se 'aproximara' el ascenso: había premio para los dos primeros clasificados, mientras que el tercero debía disputar una eliminatoria de promoción. Eso sí, el camino no fue sencillo. Él debut liguero, por ejemplo, se saldó con una derrota (1-0) en Atocha ante el Sanse, equipo que contaba con media docena de elementos que con el tiempo serían figuras del fútbol nacional: Urruticoechea, Cortabarría, Olaizola, Murillo, Larrañaga... No fue el único tropiezo, pues también cayó en Huesca (1-0) o Palencia (1-0). Y falló fente al Real Unión (1-0) o el Atlético Madrileño (2-1) en el Vicente Calderón. 

Y en el Heliodoro, tras siete victorias seguidas, fue incapaz de marcar contra Salamanca (0-0) y Talavera (0-0). O lo que es lo mismo: acabó la primera vuelta en la octava plaza, a tres puntos de la opción de la promoción. Y aunque sólo había recibido nueve goles con el catenaccio impuesto por García-Verdugo, acumulaba cinco derrotas. En definitiva: el técnico se jugaba su continuidad con motivo de la visita del Sanse al inicio de la segunda vuelta, pero salvó la reválida con goleada (3-0). A partir de ahí, el Tenerife encadenó diez victorias seguidas en el Heliodoro, en las que sólo recibió un gol. Y como visitante ganó a Tudelano (0-2), Ejea (0-2), Carabanchel (1-2), Salamanca (1-3)... Y se puso líder. 

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Alineación del Tenerife que logró el ascenso a Segunda División

 Por el camino, hasta se exhibió ante el Eibar (3-0) sobre un Heliodoro cubierto con plástico de invernadero los días previos para evitar que se convirtiera en un barrizal. Lo hizo con tres goles de Jorge Fernández, un centrocampista superlativo que actuaba como falso nueve antes de que se inventara el falso nueve. Y así, tras ganar al Calvo Sotelo (1-0) con un gol de Cabrera, único futbolista que jugó todos los partidos de liga ese curso, llegó a la penúltima jornada como líder. Y le bastaba con derrotar al histórico Real Unión de Irún para celebrar el ascenso a Segunda División. En esos casos, ya se sabe, el Heliodoro se quedó pequeño: se llenó como no se veía en años y se preparó para vivir una fiesta. 

Y aquel 30 de mayo de 1971 hubo fiesta. El Tenerife jugó con su 'once de gala' y al cuarto de hora ya ganaba después de que Juanito transformara un penalti. Mauro hizo el 2-0 cinco minutos después con un tiro cruzado. Demasiada ventaja para el equipo menos batido de todas las categorías nacionales. Y a la hora de partido, Cabrera transformó un libre indirecto dentro del área que el público había reclamado como penalti. El delirio estalló a poco del final: Juanito hizo el 4-0 y los aficionados invadieron el campo, sacaron a hombros a los jugadores... e invitaron al árbitro a dar por finalizado el choque. Y luego festejaron sin mesura que, por fin, el Tenerife había salido del infierno.