Luis Padilla nos recuerda, en el periódico digital Atlántico Hoy, el paso del Neuville por el CD Tenerife y el error de su traspaso al Hansa Rostock.
El Tenerife cometió un error con Óliver Patric Neuville (Suiza, 1973). No por ficharlo, sino por dejarlo ir. Jugador casi desconocido cuando llegó a la Isla, pese a disputar más de cien partidos y marcar 41 goles durante cuatro temporadas en el Servette (Suiza), rindió a un notable nivel en un equipo en el que no era fácil destacar.
En realidad, ni siquiera era sencillo ganarse una plaza de titular en un grupo plagado de centrocampistas ofensivos y mediapuntas. Y lo cierto es que nunca tuvo esa consideración de titular para Jupp Heynckes, pero participó en 33 partidos de liga (sólo diez completos) en la campaña 96-97, en los que marcó cinco tantos y ofreció otros cinco pases de gol. Y también tuvo una destacada presencia en la Copa del Rey y en la Copa de la UEFA. Era muy rápido, listo, tenía buen disparo y mezclaba bien con los centrocampistas. Eso sí, no era fácil de encasillar.
Neuville podía jugar como segundo delantero, como mediapunta o como centrocampista ofensivo por cualquiera de las dos bandas. Y tal polivalencia acabó jugando en su contra. A Víctor Fernández nunca le gustó. Y los fichajes de los consagrados Makaay o Domingos acabaron de dejarle sin hueco en un Tenerife 97-98 en el que en su posición también podían jugar Felipe, Robaina, Juanele o Pinilla. Por ello, el Tenerife lo traspasó al Hansa Rostock, de la Bundesliga alemana, entrenado entonces por Ewald Lienen. Así, el 22 de septiembre de 1997 dejó ir a un futbolista de 24 años recién cumplidos, ya adaptado a la Isla y al fútbol español y que fuera del campo jamás dio el más mínimo problema. Y como era previsible, se arrepentiría con el paso de los años. En Rostock explotó y en menos de un año debutó ¡con la selección de Alemania! Y fue 69 veces internacional con 'la Mannschaft', con la que marcó diez goles.