El ‘euroTenerife’ vuelve a la tierra

Luis Padilla nos recuerda este martes la caía del CD Tenerife a la Segunda División y la derrota frente a Las Palmas en la temporada 99/00.

Guardar

Featured Image 15797
Featured Image 15797

Veinte años no es nada. Lo dice 'Volver', el eterno tango de Alfredo Le Pera que la voz de Carlos Gardel convirtió en inmortal. Diez años, sin embargo, pueden ser mucho tiempo si uno los vive rodeado de lujo. A lo bueno, ya se sabe, se acostumbra uno rápido. Tan rápido que incluso el ser humano puede olvidar que antes de ese período de tiempo también hubo vida. Y domingos de fútbol. Y partidos en un Heliodoro semivacío. Y encierros. Y doce horas de guagua, carretera y manta. Y contrabando en los aeropuertos. Y noches de frío. Y encuentros sin televisión ni 'pay per view'. Eso, algo más de una década, llevaba el Tenerife sin jugar un choque de Segunda División (¡fossss, que asco!). Del último, ante el Figueras, ya casi nadie se acordaba. Y si acaso permanecía en la memoria era porque Rommel Fernández hizo esa tarde cuatro goles. Y los cuatro, de cabeza. Bueno, algunos también recordaban ese día porque unas 'vedettes' de pecho generoso saltaron al césped y exhibieron sus redondeces al público.

Desde entonces, más de diez años hacía ya, el Tenerife había disputado 388 encuentros de Primera División, dos eliminatorias de promoción ante Betis y Deportivo, otras veinticuatro rondas de Copa del Rey… y, contemos de uno en uno, un total de uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince y dieciséis partidos de Copa de la UEFA. Tanto tiempo había pasado sin jugar en Segunda División (¡fossss, que asco!), que el aficionado se había olvidado de que esa era, tradicionalmente, la categoría de su equipo. Y que lo otro, lo de los años noventa, lo de la década prodigiosa, lo de los viajes por Europa, las giras por Argentina, el oro y la púrpura fue una anomalía histórica, el sueño de un iluminado, don Javier Pérez, convertido en realidad. Y de golpe, el 21 de agosto de 1999, el 'euroTenerife' regresó a la tierra y se dio de bruces con ella. Lo hizo en el Insular, ante Las Palmas –a la que despreció durante años mientras vagaba en Segunda B– y con una dolorosa derrota (2-0).

Image

Formación del CD Tenerife en 1999

“Nos van a pedir autógrafos en todos los campos”, vaticinaba entonces un directivo en una frase que no era, precisamente, una ayuda para que el Tenerife se 'aclimatara' a la Segunda División. En el Insular nadie lo hizo. Y esa noche, el estreno de las transmisiones de la televisión canaria no impidió que se llenara el viejo recinto de Ciudad Jardín. Y que lo hiciera con veinte mil aficionados sedientos de venganza. Ellos, que durante tres décadas habían estado en el paraíso, acababan de pasar cuatro años en las catacumbas de la Segunda División B. Y querían ajustar cuentas. El Tenerife, dirigido por Mauro Sandreani, presentó un equipazo: Navarro Montoya; Ballesteros (Pinilla, 80’), Lussenhoff, Aira; Dani (Slovak, 66’), Emerson, Tiago, Javi López; Hugo Morales; Mista (Barata, 45’) y Pier. Pero aquel conjunto no tenía alma. Tevenet (22’), de penalti, adelantó a los amarillos; y David Pirri (53’) sentenció el triunfo local en un contragolpe. El Tenerife empezó a darse cuenta entonces de que había regresado a la tierra.