Goleada… y ‘rajada’

Luis Padilla nos recuerda este lunes

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Luis Padilla nos recuerda este lunes, en el periódico digital Atlántico Hoy, la 'rajada' de Barata después de un contundente triunfo del CD Tenerife frente al Getafe en el  Coliseum.

A lo largo de sus cien años de historia, el Tenerife ha dado muestras de ser un club singular. Uno de los tópicos más aceptados del fútbol dice que un jugador jamás debe 'rajar' de su entrenador en público. Por compañerismo, por respeto a la autoridad, por un mínimo sentido de la disciplina y por bla, bla, bla... En realidad y por encima de todo, por la cuenta que le trae. Y también por las vueltas que da la vida. En todo caso, ejemplos hay miles, la norma se puede y hasta se suele romper cuando el técnico tiene las horas contadas, con el riesgo, ya se ha dicho, de que un par de años más tarde te lo puedas volver a encontrar en otro destino. Eso sí, puestos a criticar al 'míster', al menos hay que hacerlo después de una dolorosa derrota. Ante todo, con cobardía y con egoísmo, dos características cada vez más presentes en los futbolistas de este siglo, más pendientes del yo que del equipo. 

Joao María Menezes, Barata, delantero del Tenerife, rompió los tópicos el 17 de septiembre de 2000. Todos los tópicos. 'Rajó' de su entrenador después de que el conjunto blanquiazul lograra la victoria más amplia como visitante de su historia en las categorías nacionales. Esa mañana, el grupo dirigido por Rafa Benítez se impuso por 0-5 al Getafe en el Coliseum con: Aragoneses; Curro Torres, Jacob, Lussenhoff, Basavilbaso (Hidalgo, 80’); Torrado, Martí; Dani, Hugo Morales (Simutenkov, 67’), Luis García (Juan Jesús, 75’); y Mista. Acabada la exhibición, explotó Barata, que se había pasado todo el partido en el banquillo. “Benítez me mató. Yo lo he dado todo por el Tenerife y no me merecía esto”, dijo alguien que cumplía sólo su segunda temporada en la entidad, que ese curso aún no había marcado y que el domingo anterior había fallado un penalti ante el Sporting. 

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Barata, con la camisa blanquiazul

 Después de dos temporadas llenas de frustraciones, el Tenerife de Benítez emitía buenas señales. En la primera jornada mereció ganar en Albacete y perdió (1-0). En la segunda debió golear al Sporting tras realizar 22 disparos a portería y sólo pudo vencer por la mínima (1-0) con un golazo de falta de Hugo Morales. Y en Getafe, ya se ha dicho, combinó buen fútbol y acierto. Y repartió sus goles entre Luis García, Martí, Mista, Dani y Simutenkov. Todo era felicidad cuando Barata abrió 'la caja de Pandora'. Dos días después, en el vestuario y delante de sus compañeros, Benítez le pidió que respetara a sus compañeros y al club; y que antes de reivindicar protagonismo con su palabras, se lo ganara en el césped. Luego le hizo descansar un encuentro y jugó como titular los diez siguientes. Y parece que funcionó la táctica de 'palo y zanahoria': Barata marcó siete goles en esos diez partidos. 

Ese curso, a seis jornadas del final, con el Tenerife todavía en la segunda plaza pese a caer con un pobre juego ante el Extremadura, Alexis Suárez acusó al técnico de discriminarlo y de perjudicarlo. Y deslizó que lo hacía por ser canario. El defensa no volvió ni a ir convocado. Y el Tenerife ascendió a Primera División. Benítez podía perdonar a los tontos, pero no a los malintencionados.