La cantera: solución y orgullo

Luis Padilla nso recuerda este jueves, el año en el que el CD Tenerife consiguió 'sobrevivir' en el fútbol profesional con una plantilla repleta de canteranos

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Por convicción o necesidad, el Tenerife recurrió a la cantera durante años como solución para sobrevivir en el fútbol profesional. Además de nutrir la plantilla con gente de la casa, obtuvo rendimiento económico a las ventas de elementos como Ñito, Colo, Santos... Era la forma más rápida de 'fabricar' dinero en un tiempo sin derechos de televisión, patrocinios publicitarios o subvenciones institucionales y en el que los ingresos se limitaban a las taquillas y las cuotas de los socios y abonados. Nada cambió al afrontar el curso 64-65: retirados los porteros Javier y Cuco, dejó ir a Santi, sufrió la imprevista marcha de Juan Padrón a poco de comenzar el curso y sólo fichó un portero. Y acertó. Antonio Gómez apenas jugaba en el Hércules, pero disputó 113 partidos oficiales en cuatro temporadas como blanquiazul.

Además, el club repescó a Evaristo (Las Palmas), dio continuidad a Martín Marrero y promovió a tres nuevos canteranos: el delantero Lorenzo, el interior Chico y el portero Lino. El banquillo lo pasó a ocupar Satur Grech, que durante tres años y medio había dirigido con éxito a Las Palmas. En el Tenerife no funcionó. Y en el Heliodoro, menos: sólo dos triunfos en sus nueve primeras apariciones. Con un 'once tipo' formado por Gómez; Martín, Felipe, Molina, Álvaro; Borredá, Sicilia; Paquillo, Gilberto, José Juan y Santiago, el equipo pagó su falta de gol. A falta de nueve jornadas, Grech fue cesado con los blanquiazules en zona de promoción, a un punto del descenso directo y como conjunto menos goleador de la categoría, lo que invitó a la entidad a lograr la cesión del ariete palmero Erasto (Las Palmas).

Como entrenador quedó Santiago Villar, leyenda blanquiazul que durante 16 años había sido imprescindible sobre el césped y que seguiría ligado al club como 'técnico de la casa' casi una década más. Villar y Erasto debutaron con un 3-0 ante el Abarán en el que el delantero palmero hizo dos tantos. Nuevos triunfos en el Heliodoro ante Valladolid (1-0), Onteniente (1-0) y Granada (2-0) alejaron al equipo del descenso. Eso sí, debía ganar en la última jornada en Algeciras para eludir la siempre peligrosa promoción. Lo hizo 0-1 con un gol de José Juan y, ya en el hotel, en la celebración de la permanencia, la plantilla le hizo un 'feo' al presidente Pepe López: llegado el momento del brindis, tras unas palabras del mandatario, derramaron el cava sobre la mesa en protesta por los impagos y las promesas incumplidas.

López Gómez no se los comió allí mismo porque ya había cenado. Eso sí, los dejó sin la prima prometida minutos antes y los invitó a “poner más huevos” en la cita copera ante Las Palmas, novena en Primera División y en la que ya brillaban Aparicio, Tonono, Castellano, Guedes, Germán, León o el tinerfeño Gilberto I. La plantilla cumplió: tras una agotadora eliminatoria ante el Badalona que requirió de cuatro partidos, el Tenerife igualó en el Heliodoro el 2-0 que los amarillos traían del Insular y forzó un desempate que se disputó tres días después en Las Palmas. Tras 120 minutos no se movió el 0-0, lo que invitó a jugar un nuevo desempate ¡al día siguiente y también en el Insular! en el que Villar alineó a diez de los once futbolistas que habían jugado el día anterior, mientras los locales hicieron tres cambios.

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El Tenerife 64-65 posa con el Trofeo Amberes a la mejor labor de cantera

En un tiempo en el que no había sustituciones y no se habían 'inventado' las tandas de penaltis, el Tenerife resistió durante 87 minutos, hasta que un gol de Collar puso fin a la eliminatoria. Y todo ello, con una plantilla en la que veinte de sus 22 componentes eran canarios, lo que le valió al Tenerife la concesión del Trofeo Amberes que el diario 'Marca' –impulsor también del 'Trofeo Pichichi' al máximo goleador– otorgaba al club que mejor trabajara con su cantera. En la actualidad, esas cifras suenan a ciencia ficción, pero hubo un tiempo en el que el Tenerife fue un ejemplo.