La encontré en el camino de Igueque, en el Parque Nacional del Teide. Y tuve que preguntarle.
-¿Pero qué te ha pasado?
-¿Tú que crees?
-Que ha nevado.
-No, no ha nevado. Mira a tu alrededor. ¿Ves nieve por algún lado?
-No, pero...¡estás congelada! ¡Y aquella retama de allí también! ¿cómo es que estás cubierta de hielo si no ha nevado?
-Se ha formado sobre mí.
-¿En serio? ¿Y cómo?
-Mira la bruma que nos envuelve. Ha estado aquí toda la noche.
-¿Pero y qué tiene que ver la niebla con este hielo que te cubre?
-Te contestaré con una pregunta. ¿De qué está hecha la niebla?
-De gotitas minúsculas de agua, que pesan tan poquito que se mantienen suspendidas en el aire, sin caer.
-Muy bien. Pues cuando estamos envueltas en niebla, su agua nos baña.
-¿Como cuando el mar de nubes lame los montes de laurisilva?
-Exactamente. ¡Con una diferencia!. ¿Qué pasa allí con las gotas después?
-Que resbalan y caen al suelo. Hay científicos que lo llaman "lluvia horizontal."
-Bien. Eso es lo que sucede cuando la temperatura no es tan baja como para que el agua se congele. Pero aquí es otro cantar. ¡Anoche ha habido -1ºC!
-¡Fuerte pelete!
-Y que lo digas. Y las gotitas depositadas sobre mis hojas se han congelado. ¿Lo entiendes ahora?
-¡Sí!
-¿Y cómo se llama a esto, estimada "Rosalillo"?
-Le dicen "cencellada".
-¿Y serás capaz de sobrevivir?
-Por supuesto. Es bastante normal aquí, en las cumbres de la isla, los días de invierno.Estamos adaptadas a este medio. Pero nosotras, y las retamas, y todas las plantas de aquí arriba. ¡No te preocupes!
-¡Vaya! Qué razón tenía Malcolm...
-¿Malcolm?
-Nah, no lo conoces. Un personaje de ficción.
-¿Y qué decía?
-Que la vida siempre encuentra un camino.