La primera visita del Madrid

Luis Padilla nos recuerda este martes, el primer partido que jugó el Real Madrid, ante el CD Tenerife, en la Isla

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Zamora; Ciriaco, Quincoces; Pedro Regueiro, Ordóñez, Leoncito; Bestit, Luis Regueiro, Olivares, Hilario Marrero y Lazcano. Ése fue el 'once' que presentó el Madrid para medirse al Tenerife en el primer encuentro que el considerado como mejor equipo del siglo XX disputó en la Isla. Fue el 10 de julio de 1932 y en el viejo Stadium de la calle San Sebastián, atestado como nunca para ver a los entonces vigentes campeones de la liga española de Primera División. Entre los citados, amén de nueve internacionales absolutos con España, hay media docena de mitos del fútbol español, sin los que sería imposible entender el desarrollo de este deporte en nuestro país. La llegada del Madrid fue un acontecimiento.

En la víspera, los casi 60.000 habitantes que entonces tenía Santa Cruz, estuvieron pendientes de la llegada del 'Ciudad de Cádiz', el vapor que trajo a la expedición madridista. El muelle se llenó de aficionados... y aficionadas, pues ya entonces el conjunto blanco tenía una figura mediática cuya fama trascendía de los terrenos de juego: el gran Ricardo Zamora, apuesto caballero que estaba considerado el mejor portero del mundo. Y ellos y ellas acompañaron a los jugadores hasta las puertas del hotel donde iban a hospedarse. Al día siguiente, domingo, la multitud esperaba en el Stadium. Y algunos espectadores, según recoge la prensa de la época, “tras permanecer más de tres horas sentados pacientemente en su grada”. 

También esperaba un Tenerife dirigido entonces por Alberto Abrisqueta. A la pléyade de internacionales fichados de todas las regiones de España, los blanquiazules opusieron once tinerfeños: Cayol; Llombet, Morera; Arencibia, Esquivel, Arsenio Arocha; Felipe, Rancel, Chicote, Semán y Luzbel. Para entonces, las gestiones de la directiva que presidía Pelayo López habían permitido recuperar a dos de sus emigrantes, Rafael Morera y Chicote, pero no podían disponer de Joaquín Cárdenes y de Ángel Arocha, dos tinerfeños que hacían carrera en el Celta y el Barcelona. Y aunque los aficionados temían una goleada, la solidez de la línea media local apenas dejó crear juego al Real Madrid. 

Cayol, según escribía el cronista de 'La Tarde', “defendió su marco con esa valentía y esa seguridad que tiene el guardameta del Tenerife para ciertas solemnidades”. Y Domingo Rodríguez, en 'La Prensa', apunta que “la mayoría del público espera ver al Tenerife envuelto en las mallas de un Madrid soberbio”, pero que, poco a poco, “su sorpresa se va convirtiendo en esperanza halagadora de triunfo”. Al final no llega la victoria, pero si un meritorio empate a cero y un arbitraje excelente de Ríos. Lo mejor, en todo caso, estaba por llegar. Seis días después, el Tenerife derrota (1-0) al Madrid en el Stadium con gol de Bernardino Semán. Y dos días más tarde repite triunfo (2-1), con tantos de Felipe y Luzbel.  

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El Real Madrid jugando en el Stadium

Sería el inicio de una gran 'amistad' y de la búsqueda constante de un triunfo que le diera revancha al Madrid y que no llegaría hasta el ¡décimo enfrentamiento! Y para ello tuvieron que pasar tres lustros.