“Las Teresitas, pero en verde”

Luis Padilla nos recuerda este sábado, cuando Jorge Valdano pidió a la directiva del CD Tenerife que se le cambiara el césped al Heliodoro Rodríguez López

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Llamar césped a la superficie sobre la que jugaba el Tenerife a principio de los años noventa, con el equipo ya en Primera División, es un eufemismo. Y un acto de generosidad sobre un terreno de juego irregular, lleno de calvas, duro como una piedra cuando no llovía y que se convertía en un barrizal infame si caían cuatro gotas. Además, era un escenario sobreexplotado. Ahí jugaba el Tenerife cada dos semanas… y ahí entrenaba todos los días. Y años atrás en esa superficie también disputaban sus partidos el Toscal, el aficionado o quien lo solicitara. Y cuando se habla de 'esa superficie' es textual, porque el césped no se había cambiado desde su inauguración en 1953, cuarenta años hacía ya.

Tras hacerse cargo del equipo para intentar el milagro de la permanencia, Jorge Valdano le realizó dos peticiones a Javier Pérez: un campo de entrenamiento y un nuevo terreno de juego para el Heliodoro. La Federación Tinerfeña de Fútbol, de la mano de Juan Padrón, permitió que se cumpliera el primer deseo al ceder las instalaciones de El Mundialito. Y favorecido por la ola de entusiasmo generada por el técnico y por los brillantes resultados obtenidos bajo su mando, el Cabildo Insular se comprometió a cambiar el césped del Heliodoro en cuanto acabara la Liga. Y cumplió con su palabra. Al día siguiente de que el Tenerife cerrara el campeonato con un histórico triunfo (3-2) ante el Real Madrid, las palas excavadoras entraron en el Heliodoro para levantar el césped.  

La urgencia era máxima. Había poco tiempo para eliminar el viejo terreno de juego, construir un sistema de drenaje, colocar las distintas capas de sustrato y tierra, plantar el césped y ver cómo éste enraizaba y crecía. Como medida previsora, el Tenerife solicitó a la LFP iniciar la Liga como visitante y le fue concedida su petición, lo que permitía ganar una semana de tiempo, pero no más. Pero el temor se adueñó de políticos, directivos, periodistas y aficionados. Fue entonces cuando un responsable de Cespitosa, empresa encargada de la instalación del nuevo terreno de juego, los tranquilizó a todos. Y precisó el día (y casi la hora) en la que saldrían los primeros brotes verdes y la longitud del césped en cada momento. Quedó claro que para el debut liguero estaría todo a punto. Sin ninguna duda.  

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Jorge Valdano, sobre el césped del Heliodoro

El Heliodoro, que también estrenaría nueva grada de Anfiteatro, tras derruirse la vieja General de Pie, sería una alfombra para recibir al Barcelona. Y el Tenerife tendría la oportunidad de comprobarlo un par de días antes. Así que el 8 de septiembre de 1992, la plantilla blanquiazul realizó su primer entrenamiento en el 'nuevo' Heliodoro, que lucía de un verde esplendoroso. Al acabar, Valdano tenía ganas de llorar: el césped se levantaba, los jugadores se hundían, el balón se frenaba… Al final, ante la prensa, tiró de ironía: “Es como Las Teresitas, pero en verde”. En justicia para Cespitosa hay que decir que, dos semanas después, el Heliodoro era una alfombra. Y que hasta recibió los elogios de los responsables de cuidar el Camp Nou.  

Pero aquella mañana, todos tenían ganas de llorar: Valdano, los jugadores, los políticos, los directivos, los periodistas, los aficionados…