Nino: llega otro ‘tranque’

Luis Padilla nos recuerda este jueves, el día en el que llegó Nino al CD Tenerife y todas las críticas que recibió su fichaje

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El 16 de agosto de 2007, el Tenerife presentaba a su séptimo fichaje para la temporada 07-08. “El interés y la confianza que han mostrado tanto el entrenador como el secretario técnico ha sido fundamental para que haya venido”, dijo el futbolista con un tono seco y cortante. Nada de frases para quedar bien del tipo “es el sueño de toda mi vida” y ni siquiera un “tengo una ilusión enorme”. Y por su puesto, nada de besos al escudo. Y aunque era delantero, tampoco hizo promesas. “No me gusta marcarme cifras, sino que me gusta ir día a día. Con el trabajo, seguro que llegarán los goles”, se limitó a decir.

Los antecedentes de ese fichaje tampoco eran para tirar cohetes: procedía del Levante, donde la temporada anterior, en Primera División, eso sí, sólo había marcado un gol en 19 partidos ligueros, una cifra paupérrima para un delantero puro. Y sólo fue nueve veces titular, pese a que peleaba el puesto con Riga, Salva Ballesta o Reggi, que no eran figuras mundiales. Sus mejores números, siempre en Segunda División, los había conseguido en el Elche, aunque aquí era el club el que generaba desconfianza, pues ya había 'engañado' al Tenerife el año anterior con Luis Gil y Frankowski.

Así que, aquel jueves, todo apuntaba a que el futbolista que el Tenerife presentaba en rueda de prensa iba a ser otro tranque. Además, con 27 años cumplidos, tampoco era una inversión de futuro. Y a esa edad, la capacidad de mejora es escasa. Y como el periodismo y el aficionado tinerfeño es experto en la crítica preventiva, ya llovían 'palos' sobre aquel delantero. ¿El nombre? Juan Francisco Martínez Modesto (Almería, 1980), al que apodaban Nino. Lo único bueno es que venía cedido y el Tenerife no había tenido que pagar un duro por él. Por suerte, el secretario técnico, Alfonso Serrano, había acertado con los otros seis fichajes. Todos estaban dejando una buena impresión en la pretemporada y el mejor, sin duda, era Antonio Longás, un mediapunta con aspecto de 'crack'. Pero tampoco desentonaban Juan Pablo, Juanma, N’Diaye, Santos y Arruabarrena. A saber, un portero grandote y seguro, un defensa de jerarquía, un centrocampista que se comía el campo, un enganche que se adaptaba a la banda y un ariete-tanque idóneo para el juego aéreo. Con ellos y con un nuevo técnico, José Luis Oltra, el equipo se mantuvo invicto toda la pretemporada.

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Nino, en su llegada al CD Tenerife

Eso sí, el tal Nino no marcó ni un gol en los amistosos. Y tampoco ofreció mucho peligro. Por suerte, la final del Trofeo Teide había servido para descubrir a dos 'perlas': Omar Ramos y Rubén Rosquete, que esa noche hicieron los dos tantos del Tenerife. Entonces llegó la Liga y el periodismo ya apuntó la posibilidad de relevar a Nino del 'once'. Y en el debut liguero ante el Sevilla Atlético, el delantero respondió a las críticas con un cabezazo superlativo tras un centro imposible. Fue gol y calmó el ambiente. Al domingo siguiente le hizo otro al Cádiz. Y luego marcó otro. Y otro. Y otro. Y acabó el curso con 19, fundamentales para que el equipo no descendiera. La temporada siguiente hizo 29 y el Tenerife ascendió a Primera División. De aquellos tantos, que le dieron el trofeo 'pichichi', la memoria colectiva guardará algunos eternamente: el 2-0 con el que se cerró el derbi ante Las Palmas, el que le marcó al Xerez y que provocó que temblara el Heliodoro... Y en la élite logró 14, con un 'hat trick' al Getafe incluido, que permitieron a los aficionados soñar con la salvación hasta el último partido. Y dejó la Isla con 80 tantos en cuatro temporadas y la consideración de ídolo.

Pero aquel jueves, el fichaje tenía toda la pinta de ser un 'tranque'.