¿Sabes lo que quieres?

Lo que separa un sueño de la realidad es la acción. Definir lo que quieres es el primer paso para conseguir lo que te propongas en la vida.

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“Cuando un hombre sabe a dónde va el mundo
entero se aparta para darle paso.”

Séneca


Lo que separa un sueño de la realidad es la acción. Definir lo que quieres es el primer paso para conseguir lo que te propongas en la vida. Y, aunque no hay fórmulas mágicas, convertir los deseos en objetivos funciona. ¿Por qué? Pues porque cuando lo haces se va abriendo el camino por el cual ir dando los pasos necesarios hasta llegar a la meta. La clave está en saber ¿para qué quieres conseguirlo? Si el objetivo no te motiva, difícilmente te pondrás en movimiento y, como ya sabes, si sigues haciendo lo mismo obtendrás los mismos resultados.
 

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Para que algo cambie en tu vida habrás de hacer algo distinto a lo que estás haciendo.
Alguna vez te has parado a pensar qué puedes hacer para que tus sueños pasen a ser una realidad. Yo me lo pregunté durante mucho tiempo. No alcanzaba a entender por qué era tan fácil para unas personas y tan inalcanzables para otras. Y descubrí que la clave está en la acción, porque sin acción no hay cambio posible.

Con el tiempo entendí que los sueños se hacen realidad cuando los conviertes en objetivos alcanzables. Si no puedes imaginarlo no podrás crearlo y ese es el primer paso: atreverte a definir y elegir lo que quieres. Así que hoy compartiré contigo algunas pistas que pueden ayudarte a bajar los sueños a tierra.

  1.  Formula el objetivo de forma positiva y piensa en lo que quieres conseguir. En vez de pensar en lo que no quieres, piensa en lo que quieres. Te pongo un ejemplo: no quiero llegar tarde. Cómo te estás imaginando ¿Siendo puntual o estresada porque llegas tarde? En cambio si dices “quiero ser puntual” ¿Qué imagen te viene a la mente?
  2. Disfruta del objetivo “como si” ya lo hubieras conseguido y hazlo recreándote en esa sensación a través de tus sentidos. Experiméntalo de forma sensorial. Utiliza tu imaginación o has una visualización. Volviendo al ejemplo anterior, si normalmente llegas tarde, recréate en qué te dirán tus colegas si un día llegas puntual a la cita: ¿Se alagarán? ¿Te darán la enhorabuena? ¿Harán un chiste de ello?
  3. Es importante definir en qué entorno quieres llevar a cabo tú objetivo. En el ámbito personal, laboral, etc. Esto te permitirá continuar enfocándote en lo que te has propuesto lograr.
  4. Cuando quieras conseguir algo acótalo en el tiempo. Si lo aplazas demasiado la motivación irá mermando y es probable que te vayas desinflando por el camino. Si es muy cortoplacista, a veces, no tener tiempo suficiente para cambiar, por ejemplo un  hábito, puede  llevarte a la frustración. Sé realista y limita el tiempo de manera que te invite a ponerte en movimiento. Ya sabes, sin prisa pero sin pausa.
  5. Piensa en para qué quieres conseguir ese objetivo. El “para qué” da sentido y dirección a tus propósitos. ¿Cuáles son los beneficios y qué significa  para ti lograrlo?
  6. También los recursos son importantes ¿Cuáles necesitas? ¿Depende sólo de ti o necesitas recursos externos? ¿Son alcanzables o inalcanzables?
  7. Llegado a este punto es momento de que chequees el objetivo. ¿Realmente deseas conseguirlo? ¿Cuál es tu nivel de compromiso?
  8. Y por último pregúntate ¿Qué pasará si no lo consigues? Pero sobre todo ¿Qué pasará si lo consigues? Escucha tu cuerpo cuando contestes a esta última pregunta, porque ahí sabrás si de verdad quieres y merece la pena.
Recuerda: “sin acción no hay cambio” ¿A qué esperas?