Vacunación antigripal

En plena campaña de vacunación antigripal vamos a tratar este tema tan importante de cara al otoño/invierno

Guardar

Featured Image 18989
Featured Image 18989

La gripe es una enfermedad infecciosa aguda que afecta a las vías respiratorias y cuyo agente causal es un virus. Se trata de un importante problema de salud, tanto por la mortalidad que puede provocar directa o indirectamente, como por las complicaciones que puede ocasionar y los costes económicos y sociales que origina.

Los síntomas, conocidos por casi todos, consisten en mal estado general, fiebre, congestión nasal, pérdida de apetito, tos, etc. Como un “catarro” pero más severo y con mucho más mal estado general. El tratamiento de la gripe suele ir enfocado a tratar los síntomas que la enfermedad produce. El famoso paracetamol al que todos los médicos recurrimos es un buen fármaco para ello, el reposo, la hidratación, etc.  Como ven el  tratamiento sintomático, es decir, no cura, solo aminora los síntomas (la fiebre, el dolor articular, etc.) para hacer más llevadero el proceso infeccioso. Fármacos contra el causante de la enfermedad (antivirales) existen, sin embargo su uso es muy limitado y solo está indicado en determinados casos. Los antibióticos en estos casos no nos ayudan ya que no actúan frente al causante del problema.

¿Qué microorganismo es el que causa la gripe?
La gripe está causada por un virus y es contra él contra quien actúa la vacunación antigripal protegiéndonos de la infección. Existen tres tipos de virus de la gripe: A, B y C. Los más importantes son el A y el B. El virus A es el principal causante de las epidemias que se producen cada año y mientras que el B se presenta generalmente en brotes más localizados. Voy a explicar un poco en qué consisten estos virus, más concretamente el A, porque aunque utilice terminología un poco más compleja nos permitirá comprender cómo funciona la vacunación.

Los virus tipo A se dividen en subtipos basándose en dos proteínas de su superficie (antígenos). Estas proteínas se denominan hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N) y son las que hacen que año tras año el virus sea diferente ya  sufre mutaciones de estos componentes. Es por ello que la vacunación se hace anualmente y cada año la vacuna contra el virus es diferente. Los B y C, sin embargo, presentan menos rango de variación. Los subtipos más frecuentes de virus A que actualmente están en circulación entre humanos y son anualmente incluidos en la vacuna antigripal son A (H1N1) y A (H3N2). Además de esto, en la vacuna se incluye también una cepa de virus B.

En cuanto a la vacuna, ¿quiénes deben vacunarse?
Fundamentalmente se recomienda la vacunación a personas con alto riesgo de sufrir complicaciones y para las personas en contacto con estos grupos de alto riesgo ya que pueden transmitírsela.  Los que se consideran de alto riesgo serían aquellas personas de más de 65 años y especialmente ancianos que viven en instituciones cerradas como por ejemplo una residencia de mayores. También en menores de 65 años que presenten un riesgo elevado de sufrir complicaciones derivadas de la gripe como pueden ser aquellos pacientes con enfermedades crónicas cardiovasculares o pulmonares, niños y/o adultos con enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus, obesidad mórbida, problemas renales, enfermedad hepática crónica, inmunosupresión, etc. Como hemos dicho anteriormente, no solo enfermos, también está indicada para mujeres embarazadas en cualquier trimestre de gestación o bien para aquellas personas que podrían transmitir la gripe a personas de alto riesgo. En este último grupo incluiremos a los trabajadores de los centros sanitarios, personas que proporcionan ayuda domiciliaria a ancianos o pacientes de riesgo, personas convivientes con enfermos de riesgo.

¿Es efectivo vacunarse?
La capacidad protectora de la vacuna depende fundamentalmente de dos factores: la edad y del estado de salud de la persona vacunada así como la similitud de los virus circulantes y los contenidos en la vacuna.

Cuando la coincidencia entre los virus circulantes y los vacunales es alta, la vacuna previene entre el 70 y el 90 % de la gripe en sujetos sanos menores de 65 años. En personas mayores de 65 años y personas con enfermedades crónicas es efectiva en la prevención de complicaciones derivadas de la gripe. Se pueden evitar un 50 a 60% de hospitalizaciones y el 80% de fallecimientos derivados de estas complicaciones. En estos grupos, la eficacia para prevenir la enfermedad es de un 30 a 40%, pero es importante tener en cuenta que, aunque se pueda adquirir la infección, la enfermedad será con mucha probabilidad menos grave si ha habido vacunación anterior.

A modo de nota, debemos saber que las vacunas frente a la gripe no pueden provocar la enfermedad tras su administración ya que estas vacunas se componen de virus no vivos y por lo tanto no contagiosos. De esta manera, si te vacunas y en los días siguientes presentas un cuadro de vías respiratorias éste no estará relacionado con la vacuna y será más mala suerte que otra cosa.

Para finalizar, y sabiendo que estamos en plena campaña vacunal ya que comienza  en los meses de octubre-noviembre en el hemisferio norte (en el hemisferio sur en marzo-abril) ya que son los meses en los que habitualmente comienza a circular el virus, no dudes en consultar a tu médico de atención primaria o al personal de enfermería del centro de salud si en tu caso estaría indicada la vacunación. La vacuna comienza a hacer efecto aproximadamente a las dos semanas de su aplicación, por lo que conviene no demorarse, si bien puede seguir siendo de alguna utilidad administrada más tardíamente.