La gran mayoría de los incendios forestales en Gran Canaria son por imprudencias

El ser humano está detrás del 100% de los incendios acontecidos en la isla durante los últimos nueve años, según la Brigada de Investigación de Incendios Forestales

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Territorio quemado tras un incendio en Gran Canaria. / EFE
Territorio quemado tras un incendio en Gran Canaria. / EFE

El 74% de los incendios forestales ocurridos en la isla de Gran Canaria durante el periodo 2013-2021 han sido consecuencia de imprudencias por el desarrollo de distintas actividades de riesgo en ausencia de unas medidas preventivas mínimas. 

Según la estadística de causalidad de estos siniestros generada por la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) del Cabildo grancanario, que ha desgranado a través de un hilo en su cuenta de Twitter, el ser humano está detrás del 100% de los incendios acontecidos en la isla durante esos nueve años.

El otro 23% de los fuegos fueron causados de manera intencionada o dolosa para eliminar matorrales y generar pastos para ganado, por disputas o conflictos entre vecinos o por vandalismo entre otros motivos. El 3% restante de los siniestros investigados tienen un origen fortuito, como puede ser los iniciados por la avería de un vehículo o motor.

El origen de los incendios

La BIIF del Cabildo es la unidad operativa ocupada del esclarecimiento de las causas de estos desastres y fue puesta en marcha en el año 2006. Desde su creación ha conseguido conocer el origen de la mayoría de los incendios forestales que han tenido lugar en la isla, entre ellos el último más grave, que comenzó el 10 de agosto de 2019 y afectó a un total de 9.541 hectáreas.

Dentro del primer motivo, es decir, el 74% de incendios generados por imprudencias, la primera causa son las quemas para eliminar rastrojos, restos agrícolas y/o forestales, sin autorización y/o incumplimiento de las condiciones de prevención.

La segunda causa fue el uso de maquinaria que genera chispas, descargas eléctrica o deflagración, utilizadas en el monto o en sus proximidades sin cumplir con unas medidas mínimas de seguridad. Por último, las actividades de recreo, como las acampadas con uso de fuego, fuera de las zonas habilitadas.