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Imagen de Mario Vargas Llosa / EFE

La anécdota más divertida de Vargas Llosa en Canarias: “Gracias por Cien años de soledad”

Aunque el error de identidad fue divertido, la anécdota también reveló algo mucho más profundo: el poder que tienen los libros para cambiar vidas y conectar a las personas

A lo largo de los años, Mario Vargas Llosa se consolidó como uno de los grandes nombres de la literatura mundial, y su legado sigue vivo hoy, especialmente tras su fallecimiento ayer.

Sin embargo, más allá de sus novelas, entrevistas y discursos, también nos deja anécdotas que muestran su humanidad, y una de las más divertidas ocurrió en un vuelo con destino a Gran Canaria, una isla que lo acogió en varias ocasiones a lo largo de su vida.

Un vuelo lleno de emoción y confusión

En ese vuelo hacia Gran Canaria, Vargas Llosa fue abordado por un hombre tímido que le pidió estrecharle la mano. La razón de su emoción era clara: "Mire, usted no sabe lo que significa esto para mí. Usted no sabe lo que han sido sus libros en mi vida", le dijo el admirador, conmovido. El escritor, agradecido, aceptó la mano extendida y le respondió amablemente. Sin embargo, en ese instante, ocurrió algo inesperado.

En palabras del propio Vargas Llosa, el hombre le dijo: "Porque Cien años de soledad cambió mi vida." El escritor, sorprendido por la confusión, no se atrevió a corregirlo. Con una sonrisa, siguió el juego y decidió no aclarar el malentendido: “Yo no soy García Márquez.” A pesar del error, el momento quedó grabado en su memoria como una anécdota divertida.

El poder de la literatura y su legado

Aunque el error de identidad fue divertido, la anécdota también reveló algo mucho más profundo: el poder que tienen los libros para cambiar vidas y conectar a las personas, incluso si el autor no es el que se piensa.

El hecho de que un lector tan apasionado pudiera confundirlo con otro gran escritor solo subraya la magnitud de la influencia literaria que ambos, García Márquez y Vargas Llosa, comparten en el corazón de los lectores. Al final, no importaba quién había escrito Cien años de soledad, lo importante era el impacto que esa obra había tenido en la vida del hombre.

La humanidad de un grande

La historia de este encuentro en el avión no solo muestra la humildad de Vargas Llosa, sino también cómo una simple confusión puede revelar la enorme influencia de la literatura en las emociones humanas. A pesar de ser uno de los más grandes escritores del mundo, su capacidad para reírse de sí mismo y ver lo positivo en cualquier situación lo convierte en un ejemplo no solo de talento literario, sino de humanidad.

Ahora, tras su partida, estas anécdotas siguen circulando, recordándonos que la literatura, como la vida misma, está llena de momentos inesperados, de confusión y sobre todo, de grandes historias que seguirán siendo contadas.