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Cultura

Conoce los manuscritos desaparecidos en cinco siglos de historia de Canarias

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Ana SantanaUna historia del pueblo guanche escrita por el hijo del Mencey Bencomo y un manuscrito en latín que se hallaba en la Catedral de Santa Ana de la capital grancanaria son algunos de los muchos documentos que han desaparecido en los últimos cinco siglos sobre la primitiva historia de Canarias.Son parte de los textos de los que se tiene constancia a través de distintas fuentes históricas pero que se han perdido "en el proceloso mundo de los manuscritos", explica en una entrevista a EFE quien fuera catedrático de Arqueología de la Universidad de La Laguna Antonio Tejera.El investigador tiene la convicción, no obstante, de que a no ser que alguno haya sido destruido, los documentos podrían ser encontrados "en el momento más inesperado" porque "no se ha perdido todo, y la pregunta es dónde están o quién los tiene, pues pueden haber sido comprados, vendidos" o depositados en un algún archivo extranjero. 

Archivos parroquiales y familiares

Al respecto, indica Antonio Tejera que los archivos parroquiales y, sobre todo, los familiares, guardan "una gran cantidad de sorpresas; son como una mina" y como por lo general no están debidamente ordenados y catalogados, puede haber documentos de diversa procedencia mezclados y se desconoce lo que contienen hasta que en cualquier momento "salta la liebre".Como ejemplo, recuerda el investigador cómo en la década de los 80 del siglo XX aparecieron manuscritos perdidos de Colón, los llamados "papeles de Tarragona", y, del mismo modo, con los documentos sobre la historia de Canarias "nos podríamos encontrar con algo parecido, por lo que no ha de cejarse en el empeño de su búsqueda".El primero de los manuscritos perdidos de la historia de Canarias, "Sobre Libia (África)", es el de Juba II de Mauritania y de él sólo pervivieron unos pocos fragmentos que se contienen en los párrafos 202-205 del libro VI de la Historia Natural de Plinio el Viejo.Y nada se ha conservado tampoco del de Estacio Seboso, a pesar de haber sido el primer nombre seguro que ha sido conservado del primer descubridor de las Afortunadas, señala Antonio Tejera, quien recuerda que un porcentaje muy elevado de las fuentes procedentes del mundo clásico han desaparecido.Se ha perdido, asimismo, la información sobre las manifestaciones religiosas de los antiguos canarios que figuraba en una obra de Alonso de Palencia, un libro de fines del siglo XV, "Costumbres e falsas religiones de los Canarios".A su vez el ingeniero italiano Leonardo Torriani cita hacia 1590 a un doctor Troya que, según Álvarez Delgado, era un doctor en leyes y había sido antes abogado de la Real Audiencia de Canarias, quien escribió una "Historia primitiva de Canarias" de cuyo paradero no se sabe nada.Otro libro manuscrito, igualmente perdido, se conservaba en la librería de la Catedral de Santa Ana de Las Palmas de Gran Canaria, según figura citado en el capítulo V de la obra de Abreu Galindo, una obra escrita en latín "sin tapas y sin principio ni fin". 

Historia del pueblo guanche

"Se halla, también en paradero desconocido, como hemos señalado, una obra escrita por Cristóbal Hernández de Taoro o Bencomo, hijo de Benytomo, quien adoptó el apellido de su abuelo llamándose por ello Cristóbal Bencomo, y que fue educado en la Península, donde siguió la carrera "de vocero o abogado", explica.Este descendiente de Bencomo escribió, según Bethencourt Alfonso, una "Historia del pueblo guanche" de la que existían tres ejemplares manuscritos y uno de ellos, deteriorado y de difícil lectura por su letra antigua, lo poseía la familia Oliva de Chasna (Vilaflor), según ha apuntado el investigador Nelson Díaz Frías, quien precisa que aún en el siglo XIX se conservaba uno de ellos, , según informa Antonio Tejera.Asimismo, continúa el arqueólogo, también se sabe que el padre Bolaños –monje franciscano que residió en el Eremitorio de Candelaria en el siglo XV- podría haber escrito una gramática en lengua guanche, de forma similar a la que redactó el padre José de Anchieta sobre la lengua tupí-guaraní "pero de lo que nada sabemos".Son, sin duda, "pérdidas irreparables que de seguro nos hubieran enriquecido sobre las costumbres y las formas de vida de los primeros habitantes de las islas Canarias, con la que se habría complementado la información que conocemos en otras fuentes escritas y en las arqueológicas", puntualiza Antonio Tejera.