Cuando el músico caboverdiano Adê da Costa llegó a Canarias con 18 años, descubrió algo más que similitudes en el paisaje o el clima. “El canario abraza el mundo. Son hospitalarios y defienden lo suyo. El caboverdiano es igual”, recuerda. De esa conexión nació ‘Entre Ilhas’, un proyecto musical que tiende puentes entre las islas de Canarias, Cabo Verde, Madeira y Azores, y que busca dar a conocer la Macaronesia a través de la música.
El primer fruto del proyecto es ‘Macaronesia Vol. 1’, un álbum con nueve canciones que reúnen a doce artistas de los cuatro territorios. Entre ellos figuran Adê da Costa, Pablo Queu, Yone Rodríguez, Iván Torres, Sylvie Hernández, Jurandir da Silva, Josslyn, Hilar, Fattú Djakité, Julia Rodríguez, Roberto Moniz, Yeray Rodríguez y Ste Yepsom.
En este trabajo, el timple canario dialoga con la percusión africana, las guitarras se mezclan con los ritmos caboverdianos y las voces, con sus distintos acentos, trazan un mismo horizonte sonoro. “No queríamos hacer un disco de folclore, sino usar la tradición como punto de partida para construir algo nuevo”, explica el músico canario Pablo Queu.
Un laboratorio sonoro entre islas
El resultado es un viaje musical entre la raíz y la experimentación, fruto de residencias creativas y encuentros en distintas islas. “Ha sido como un laboratorio sonoro”, resume Queu, que subraya además el papel de Latinoamérica como puente invisible entre África y Canarias.
Adê da Costa lo explica así: “La cultura africana llega a Canarias, cruza el Atlántico y regresa transformada. Quizá el puente común que tenemos es Latinoamérica”.
Más que un disco
‘Entre Ilhas’ va más allá del resultado musical. Se ha convertido en un espacio de encuentro humano y cultural que seguirá creciendo con nuevos conciertos y un segundo volumen en preparación.
El proyecto, apoyado por el Cabildo de Gran Canaria y el Ministerio de Cultura e Industrias Creativas de Cabo Verde, busca revalorizar los vínculos culturales del Atlántico medio, fomentar la interculturalidad y sensibilizar sobre la fragilidad ambiental de las islas.
“Queremos hablar de esa personalidad isleña y de los vínculos emocionales que compartimos”, resume Pablo Queu. “La Macaronesia no solo es un término geográfico, es una forma de sentir el mundo desde las orillas”.