Isabel González lleva el carnaval en la sangre desde niña. Su vínculo con las carrozas le ha dado una perspectiva única de esta fiesta, y en 2025 dio un paso más allá al convertirse en candidata a Reina del Carnaval. Una experiencia que vivió intensamente, con luces y sombras, y de la que hoy habla con sinceridad, orgullo y algo de nostalgia.
Pregunta: Isabel, para quien no te conozca, ¿cómo te iniciaste en el carnaval?
Respuesta: Desde pequeña he estado metida en el mundo del carnaval gracias a mi familia y amigos. Siempre hemos trabajado en una carroza, desde octubre hasta febrero, para participar en el concurso y vivir el carnaval de una forma distinta, desde dentro. Aunque me apasionan las murgas, las comparsas y la gala de la Reina, mi implicación siempre ha sido con las carrozas.
¿Has pertenecido alguna vez a algún grupo de carnaval como murga o comparsa?
No directamente, aunque participé una vez con la murga femenina Tras con Tras porque me invitaron. Pero considero que formar parte de una carroza también es pertenecer a un grupo del carnaval.
¿Cómo valoras tu experiencia en el Carnaval 2025?
Fue como una montaña rusa de emociones. Tuve momentos de mucha felicidad y otros muy tristes. Aprendí muchísimo, me divertí, hice amigas y descubrí otra cara del carnaval que no conocía. Aunque hubo un episodio complicado en la gala de la Reina, el balance es positivo.
Hablemos de ese momento en la gala, ¿Qué ocurrió exactamente?
Durante el desfile, el tacón se me trabó con la falda porque el zapato era más bajo de lo previsto y la fantasía arrastraba mucho. No me hice daño, pero la cinturilla me impedía levantarme sola. Me agobié, busqué con la mirada a mi familia, y al final saltaron a ayudarme. A pesar de todo, seguí hasta donde pude. Fue un momento duro, pero el apoyo del público me ayudó a sobrellevarlo.
¿Volverías a presentarte como candidata a Reina para quitarte esa espinita?
Ahora mismo no creo. Fue una experiencia bonita, pero le tengo mucho respeto. No digo que no del todo, porque nunca se sabe dónde estaré el año que viene, pero por ahora no me lo planteo.
¿Cómo valoras el trabajo de tu diseñador, Alfonso Baute?
De diez. Cuando vi la fantasía terminada me emocioné muchísimo. Alfonso logró unir todo lo que un traje de carnaval debe tener: originalidad, luz, movimiento, color... Me dio pena que por lo ocurrido el traje no pudiera optar a dama o Reina, porque para mí lo merecía. Le estoy muy agradecida por la oportunidad.
¿Crees que las empresas deberían apoyar más a las candidatas a Reina?
Sí, sobre todo las empresas canarias. El carnaval es algo muy nuestro y sería bonito que lo respaldaran. Sé que los trajes cada vez son más caros y no todas las empresas pueden permitírselo, pero las que sí deberían animarse. Les da buena publicidad y demuestran que apoyan lo local.
Volviendo a las carrozas, ¿Cómo describirías el proceso de hacer una?
Es como tener una segunda familia. Trabajamos todos los sábados, hacemos manualidades, pintamos, compartimos comidas y escapadas… Se forma un grupo para toda la vida que comparte la misma pasión: el carnaval. Lo pasamos bien, con muchas sonrisas.
Sin embargo, da la sensación de que las carrozas están viviendo un mal momento.
Totalmente. Cada vez cuesta más sacarlas adelante. Hay muchos requisitos, poca visibilidad y escaso reconocimiento por parte de la organización. No es de ahora, es algo histórico. Por ejemplo, en el calendario oficial ni siquiera se menciona nuestro concurso, que es el viernes de cabalgata. En la Casa del Carnaval no hay ni una foto ni un recuerdo de las carrozas, y eso ya dice mucho.
Y además, se avecinan cambios importantes…
Sí. A partir de 2028 las carrozas tal como las conocemos desaparecerán. Se exigirán vehículos dados de alta, como en los carnavales de Las Palmas de Gran Canaria, sin manualidades ni originalidad, solo remolques decorados. Eso no es la esencia de una carroza, pero es hacia donde nos están llevando. Y eso que pasamos más controles que un coche: seguro, ITV, extintores, protocolos de evacuación... somos seguras, pero cada vez lo ponen más difícil.
