Isabel Keats es de esas autoras que ha sabido encontrar a su público y su estilo de novela. Tiene las ideas muy claras y eso la ha posicionado como una escritora de comedia romántica que sabe muy bien lo que quieren sus lectores. 

Ha escrito un total de quince novelas. La última de ellas se titula "Los príncipes solo viven en los cuentos", pero también cuenta en su currículum con novelas como "Me vuelves loco", "Escrito en mis sueños", "Escrito en las estrellas" o "Un bonsái en la Toscana", entre muchas otras. 

Con un gran éxito en la plataforma digital Amazon, la escritora Isabel Keats habla con el diario digital AtlánticoHoy sobre las claves de su literatura. 

Cuando empecé a escribir, mi sueño era que me tradujeran al inglés, así que busqué un nombre que se pronunciara igual en inglés y en español (Isabel), y luego pensé en un apellido sonoro que empezara por una letra especial. De ahí nació Isabel Keats. 

La verdad es que nunca lo he considerado una vocación, porque jamás me había planteado ser escritora; pensaba que eso estaba reservado a unos cuantos elegidos de los dioses. Sin embargo, desde muy pequeña, me ha encantado leer y hace unos años surgió la oportunidad de hacer un curso de Creación Literaria. Tenía curiosidad y me apunté, pero debo confesar que no tenía demasiadas expectativas, por eso soy yo la primera sorprendida al ver hasta dónde me han llevado esos primeros pasos. 

Las novelas de Isabel Keats | IMAGEN DE SU WEB

La verdad es que no, creo que es algo contradictorio. La vida está en continuo movimiento y la felicidad viene y va. Las historias que yo cuento terminan en lo que podríamos llamar un momento de felicidad intensa, pero a no ser que matara a mis personajes en ese mismo momento (algo totalmente prohibido en novela romántica) ellos tendrían que seguir adelante con los altibajos normales que se producen en cualquier pareja. El otro día leí en una página de Facebook, que se llama "Sabina y algo más", esta frase que creo que lo define a la perfección: «No hay ni una sola historia de amor real que tenga un final feliz. Si es amor, no tendrá final. Y si lo tiene, no será feliz».

Yo sí escribo las historias que, hoy por hoy, me gustaría leer. Leo de todo, pero reconozco que cuando estoy agobiada o tengo preocupaciones me gusta leer historias ligeras que me hagan olvidarlas. Por eso me gustan mucho las novelas románticas, porque por unas horas te sacan de la realidad y sabes que, por muchos apuros que pasen los protagonistas, al final serán felices y comerán perdices, y eso resulta bastante reconfortante en los tiempos que corren.

En general son buena gente. A mí, al menos, me caen muy bien y no me importaría tenerlos como amigos. Son divertidos, inteligentes, luchan por lo que quieren..., y como cualquier ser humano, son contradictorios. Mis protagonistas femeninas son frágiles y poderosas a un tiempo, y los protagonistas masculinos pueden ser implacables y, a la vez, muy tiernos. Van evolucionando con la historia y creo que a medida que las lectoras los van conociendo se enamoran más y más de ellos, y no por sus músculos o su belleza (como suele suceder en las novelas románticas, son muy atractivos físicamente), sino por su forma de ser y actuar.  

Me ha influido en el sentido de que nunca me he planteado escribir cosas que pensara que mis hijas, llegado el momento, no pudieran leer. Por eso no escribo erótica, aunque me lo han ofrecido; además, como no suelo leer el género, tampoco creo que lo hiciera muy bien. A mí me han gustado siempre las historias románticas y llenas de aventuras (Salgari, Sabatini, Georgette Heyer...) y al final creo que lo que has leído en tu juventud es lo que más te influye a la hora de escribir. 

Es cierto que hoy en día una mujer puede trabajar en lo que quiera y tiene mucha más libertad que en otros tiempos, pero creo que mujeres fuertes ha habido siempre en la literatura. Por ejemplo, en mi novela "Un bonsái en la Toscana", Lian, la protagonista, es experta en artes marciales y es ella la que va a encargarse de protegerlo a él. Sin embargo, yo siempre pongo como ejemplo a Elisabeth Bennet, la protagonista de "Orgullo y prejuicio". ¿Que hay más valiente que renunciar al matrimonio con un hombre rico y de buena familia, que era la única aspiración posible de las mujeres de su época? 

Yo creo que no, por algo el romántico es uno de los géneros literarios que más se vende en el mundo. En cuanto a la vida real, a la velocidad a la que va todo el mundo hoy en día a veces es difícil tener detalles románticos. Sin embargo, hay muchas parejas que encuentran el tiempo para ello. Quizá el problema sea el contrario; que la gente pueda pensar que su relación de pareja tiene que ser tan romántica que cuando les envuelve lo cotidiano deciden tirar la toalla y buscar el romanticismo perdido en otra parte. 

Las mujeres de mis novelas son muy distintas entre sí, pero suelen tener en común una serie de puntos: tienen sentido del humor, son luchadoras y no se rinden con facilidad, independientes sin resultar agresivas, y saben pedir perdón. Los hombres lo mismo: el sentido del humor (una característica propia del ser humano y, en mi opinión, una de las más atractivas), son fuertes, tiernos, no se rinden fácilmente y, pese a que les gusta hacer las cosas a su manera, también son capaces de rectificar y, como ellas, saben pedir perdón. En el fondo, mis personajes masculinos y femeninos se parecen mucho en lo importante, por eso acaban siempre locamente enamorados...

Aunque no lo he experimentado personalmente, me consta que existe. 

Las ideas surgen de mi día a día, de las lecturas, las películas, las historias que te cuentan los amigos, las noticias, de algo que he visto por la calle y me ha llamado la atención...

Pues me parece que poco, la verdad, pero, como he dicho antes, son personas que estoy segura de que me caerían muy bien si algún día llegara a conocerlas.

Yo creo que un poco sí. Para mí el amor es, sobre todo, llegar a conocer a una persona y, aunque como he dicho más arriba, creo que existe el amor a primera vista, lo normal es que te enamores de las cualidades que vas descubriendo, poco a poco, en la persona que te atrae. 

Un buen manejo del lenguaje, ganas de seguir aprendiendo y mucha perseverancia. 

Siempre digo que sin Amazon y otras plataformas digitales nunca habría llegado hasta aquí. Es cierto que mi primera novela, "El protector", la publicó una editorial convencional, pero si no hubiera auto publicado la siguiente, "Algo más que vecinos", estoy segura de que mi carrera habría empezado y acabado ahí. Yo se lo digo a todo el mundo: ahora es un momento inmejorable para dedicarse a la escritura.

Yo tuve que aprenderlo todo sobre la marcha, porque cuando empecé no sabía casi qué era Facebook. Gracias a las RRSS he conseguido promocionar mis novelas y darme a conocer a un público que sin ellas jamás habría alcanzado. Procuro tener un trato lo más personalizado posible con mis lectoras; en las redes, como en la vida, funciona mucho el «boca a oreja».

Leo en los dos formatos indistintamente. En casa me gusta más utilizar el papel, pero cuando viajo o tengo que hacer tiempo, el ebook es comodísimo. 

En realidad es una novela con cuatro protagonistas: Bibi y Gonzalo, y Rolo y Taty. Son de esas parejas que, a simple vista, no tienen nada en común, pero que en seguida te sorprenden. Es una comedia romántica con sus gotitas de drama. Nos habla de todas esas veces en que las apariencias nos engañan, y de que no hay que volverse loco buscando al príncipe azul o a la princesa rosa sino que, cuando menos te lo esperas, aparece esa persona que, con sus cualidades y sus defectos, es perfecta para ti.