Si buscas en Internet, Kira puede significar brillante, reluciente, trono, alegre, incluso oscuro, si dominas el gaélico irlandés. Pero a ella el nombre se lo pusieron por su abuela: es el de la protagonista de la novela rusa que estaba leyendo, Los que vivimos, de Ayn Rand. A sus 45 años, la actriz canaria Kira Miró atraviesa una etapa de madurez profesional, reconocida este año con dos Premios de Honor, uno en Astorga, el pasado mes de septiembre, y otro en Gáldar, en el Festival Internacional de Cine, que recoge mañana sábado en el Centro Cultural Guaires. Su carrera suma setenta títulos en cine y televisión, trabajando, entre otros, con Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia, Los Javis, Cesc Gay y Laura Caballero. Kira Miró es una de las actrices canarias que más admiración despierta. Y acrecienta con cada trabajo un prestigio cimentado en la humildad y la perseverancia.

-[Pregunta] Una directora que ha trabajado contigo me dice: “es un portento, además muy divertida, trabajar con Kira es una gozada.” ¿Cómo te quedas?

-[Respuesta] ¡Qué maravilla, qué bonito legado dejo! Me encanta. Yo pretendo hacer el trabajo dinámico, fácil y agradable. Con buen rollo las cosas siempre salen mejor. Mi familia ha tenido siempre el humor como bandera.

-¿Eres más de mar, tierra o urbanita?

Siempre mar, como buena isleña. Me relaja, me conecta, es un sitio al que siempre quiero volver, escucharlo, tocarlo, sentirlo, olerlo. Me costó mucho adaptarme a ver esta tierra infinita aquí en Madrid.

-Me llama la atención que Wikipedia diga que has nacido en Santa Brígida.

Nací en Las Palmas, en la Clínica Santa Catalina. Y crecí en Bandama (Tafira), en el campo, con caballos, perros, totalmente conectada con la naturaleza.

-Eres de familia de artistas. ¿Quién te insufló el veneno de la actuación?

-Fue de rebote, en la adolescencia no sabía por dónde tirar. Cuando llegó el momento, todo el mundo tenía claro qué carrera estudiar menos yo. Me matriculé en sociología, pero por estudiar algo.

-¿No habías pensado en ser actriz?

-Mi hermano estudiaba actuación y mi madre me alentó a que probara. Ni de coña pensé que iba a ser mi modo de vida. Y, de repente, vi que vencía mi timidez, que me resultaba terapéutico, que me fascinaba meterme en los personajes. 

-Y te empezó a ir bien.

-A veces piensas que estar perdido es sinónimo de fracaso, pero justamente eso fue lo que me hizo a mí encontrar la pasión de mi vida. 

-¿Serás actriz el resto de tu vida?

-Lo que venga en el futuro, nunca se sabe. Hasta hoy es mi pasión. Y lucharé para que siga siéndolo. Si no lo soy, es porque soy feliz de otra manera o porque la profesión no me da oportunidades.

-¿Qué supone esta Guayarmina de Honor?

¡Imagínate! Que me reconozcan en la isla que me vio crecer, la gente que tienes cerca… Es doblemente ilusionante.

-La perseverancia es importante para ser actriz.

Sí, porque no siempre estás disfrutando del éxito. Hay también mucha soledad, bajones, incertidumbre, momentos en los que no sale trabajo. Seguir y seguir es lo que te va manteniendo. Llevo 25 años en esta profesión sin un plan B.

-¿Cuál es tu mayor miedo como actriz?

-El parón. Que no me vuelvan a llamar.

-¿Qué personaje de los que has interpretado te llevarías contigo a una isla desierta?

-A Luz, de la serie Machos alfa, porque mola su manera de ver de la vida, su libertad, es una tía inteligente, divertida, superviviente.

-¿Qué ha significado ese papel de Luz Ferreiro para ti?

-Con Machos alfa noto que he trascendido fronteras, de repente la fama te convierte en internacional, eso no me había ocurrido antes.

-¿Tienes planes de emprender una carrera internacional?

-Mi horizonte son proyectos que me hagan ilusión, sea aquí o en Hong Kong. No pienso en roles ni géneros, solo en seguir activa.

-Dime algo que te haya conmovido últimamente.

-Me dejan tocada las noticias todos los días, las guerras, los genocidios, las matanzas, los líderes. Todo está muy revuelto, y sí, claro que me preocupa.

-Recomiéndame una película, serie, disco, exposición, obra teatral, libro.

-Últimamente solo ruedo y duermo, duermo y ruedo. Pero el último libro que he leído es el de la actriz Carolina Yuste. Se llama Toda mi violencia es tuya, me ha gustado mucho su manera de escribir y lo que cuenta.

-¿Qué papel te cambió la vida?

-He ido pasito a pasito, no he tenido grandes puntos de inflexión, mi carrera es más de fondo que de velocidad. 

-Trabajaste con Pedro Almodóvar en Los abrazos rotos. ¿Con qué te quedas de esa experiencia?

-Fue un sueño cumplido antes de lo esperado, es algo a lo que aspira todo actor que va a la escuela. Fue precioso verlo en rodaje, aprender de él.

-¿Te sientes o has sentido encasillada como actriz de comedia?

-Cuando era más joven quería demostrar que soy una actriz muy camaleónica, pero ya me he relajado con eso. Justo este año he hecho dos dramas, ya se verán. Y si estoy encasillada, bendito encasillamiento que me hace trabajar.

-¿Qué es para ti Canarias?

-Son mis raíces, lo que llevo por bandera con orgullo cuando estoy fuera. Es el refugio al que siempre quiero volver.