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Lorenzo Marichal. /Cedida

Lorenzo Marichal: "Actualizar letras y adaptarse a nuevos tiempos es fundamental para el carnaval"

La vinculación de Lorenzo Marichal con el Carnaval viene de familia. Sus tíos maternos formaron parte de reconocidas agrupaciones como la Beo-2 y la murga Marte, y su propia andadura comenzó en 1983

La vinculación de Lorenzo Marichal con el Carnaval viene de familia. Sus tíos maternos formaron parte de reconocidas agrupaciones como la Beo-2 y la murga Marte. Su propia andadura comenzó en 1983 en el barrio de Ofra (zona conocida como Luisa Machado), donde reunió a un grupo de niños entusiastas para formar una murga infantil que, aunque no llegó a concursar, marcó el inicio de su carrera.

Previamente, en 1982, tuvo su primer contacto con el mundo murguero a través de Manolo Expósito, director de Los Lenguas y Los Lengüines, quien le permitió colaborar vendiendo libretos pese a no poder asistir a los ensayos.

Su salto cualitativo llegó en septiembre de 1983 al incorporarse a Los Mamelones, agrupación que solo tres meses después le confiaría la dirección. Durante cuatro años (1984-1987) se mantuvo al frente, logrando tres primeros premios de interpretación. Simultáneamente, a mediados de 1987 creó la murga infantil Los Chinchositos, que debutó en 1988 obteniendo un tercer premio de interpretación.

20 años, 16 premios

Los Chinchositos se convertiría en un referente, acumulando cinco primeros premios consecutivos. La agrupación ha tenido tres etapas diferenciadas: la primera dirigida por el propio Marichal, la segunda por su hermano Berto (q.e.p.d.) y la actual bajo la dirección de su hermana Cristina. En total, durante sus casi 20 años de vinculación con Los Chinchositos, la agrupación obtuvo alrededor de 16 premios.

En 1994 asumió la dirección de la murga adulta Ni Pico Ni Corto, con la que logró el primer premio de interpretación y segundo de disfraz. Posteriormente, entre 2005-2006, colaboró con Ni Fú-Ni Fá, trabajando junto al legendario Enrique González, José Caracuel y Eusebio Cabrera, fusionando su visión interpretativa con la musicalidad del grupo.

Su currículum se completa con el montaje de La Traviata, proyecto con el que consiguió clasificarse para la final en su primer año de participación, demostrando una vez más su capacidad de trabajo y dedicación al mundo del Carnaval.

Nueva etapa

A nivel profesional, actualmente trabaja en el ámbito de la organización de eventos y protocolo, un campo en el que se ha especializado tras una larga trayectoria profesional, tras casi 30 años en Unelco-Endesa, donde desarrolló gran parte de su carrera y adquirió la experiencia que ahora aplica en su trabajo, combinando esta actividad profesional con su gran pasión por las murgas y el carnaval.

Esta transición le ha permitido seguir creciendo profesionalmente mientras mantiene vivo su compromiso con la cultura canaria y las tradiciones carnavaleras. Muchos de los conocimientos adquiridos en gestión de eventos los aplica ahora, tanto en su trabajo como en su labor con las agrupaciones carnavaleras.

PREGUNTA: ¿Qué puede aportar Lorenzo Marichal a Ni Pico Ni Corto en el próximo carnaval?

RESPUESTA: Lo primero que aporto es la experiencia, toda la experiencia acumulada durante más de 30 años. Lo segundo es que Ni Pico Ni Corto me ha brindado la oportunidad de trabajar, dentro de la interpretación, tanto en la parte artística (que voy a realizar personalmente) como en la dirección musical. Siempre necesito a una persona a mi lado en el ámbito musical. Yo soy más creativo musicalmente, pero requiero de un director o directora musical que me acompañe, para que entre los dos podamos desarrollar el proyecto que tengo en mente. Este es un proyecto que ya le he explicado al presidente, a Fino, y que esperamos poder llevar a cabo. Cuando hablo de aportar experiencia, me refiero a todo mi bagaje: no solo la dirección artística, sino también todo el conocimiento que va más allá del escenario. Me refiero al trabajo interno, a esa labor técnica en la que siempre me he volcado: la vocalización, la interpretación, la conjunción... No solo la conjunción de voces, sino especialmente la afinación, que es una de mis obsesiones. Soy un auténtico fanático de la afinación, me encanta. Por eso mucha gente cree que mi fuerte son las murgas, pero la verdad es que siento una especial pasión por las rondallas. Soy un enamorado de las rondallas, aunque curiosamente nunca he trabajado directamente con este formato. El género de las rondallas me fascina, es único en España. Las rondallas de Santa Cruz de Tenerife, en particular, son un auténtico placer para los oídos. Aunque disfruto mucho con las murgas, las rondallas ocupan un lugar especial en mi corazón musical. Sí he participado en zarzuelas, no por falta de interés en las rondallas, sino porque las oportunidades no se han presentado o por diversos motivos no he podido involucrarme. Pero he tenido la suerte de estar cerca de ese mundo.

En el próximo carnaval se habla de tener cuatro fases en vez de las tres que hemos tenido en los últimos años, ¿ves bien que se amplíe un poco en días, pero sean unas fases más cortas?

Mira, yo te digo una cosa: una cosa es el murguero y otra cosa es el público. Cuando te sientas en la grada (y creo que casi todos los murgueros hemos estado alguna vez en ese lado) nos damos cuenta de lo que significa cuando los concursos se alargan demasiado. Imagínate: empiezan a las nueve de la noche y acaban a la una de la madrugada, y al día siguiente tienes obligaciones personales y profesionales. Es complicado. Yo siempre pienso que hay dos perspectivas: lo que queremos los murgueros, que a veces somos un poco ombliguistas y miramos solo nuestro interés, y lo que realmente necesita el público. El público es quien al final decide. Puedes plantear tres fases para las murgas, pero ¿qué quiere realmente la gente? Me gusta escuchar sus opiniones, y lo que oigo constantemente es: 'Loren, ¿por qué coño tres fases? ¡Se hace eterno!'. Claro, si hay pocas murgas, tres fases pueden estar bien. Incluso con menos agrupaciones, dos fases podrían ser suficientes. Pero cuando hay muchas murgas y el concurso empieza a las nueve para terminar de madrugada, entiendo perfectamente la frustración del público. Nosotros los murgueros estamos en movimiento: subimos, cantamos, bajamos... pero el público está ahí sentado horas, con frío a veces, pagando su entrada. En otros espectáculos, como las galas del carnaval, se procura que no pasen de una hora precisamente para evitar el cansancio del público. Una gran gala puede ser maravillosa, pero si se extiende demasiado, la gente se agota. Y duele especialmente ver a las murgas infantiles actuando al final, cuando ya casi no queda público. A mí personalmente me da mucha pena, porque todas las agrupaciones merecen tener su momento con el público al completo. Pero así es la realidad: están todas para todos, aunque a veces las circunstancias no acompañen.

¿Han cambiado mucho las murgas que te dejaste, hasta las que vas a volver ahora en 2026?

Sí, sí, sí, definitivamente no estamos hablando de lo mismo. Yo he seguido de cerca el mundo de las murgas, y te digo que lo último que hice en este ámbito fue con Ni Fú-Ni Fá. Allí intenté dar un vuelco a la agrupación, pero siempre manteniendo su esencia, porque Ni Fú-Ni Fá es lo que es y el público sabe lo que esperar de ella. Sin embargo, eso no significa que no se le pueda dar un toque personalizado, un toque de magia. Porque Ni Fú-Ni Fá, aparte de ser la murga señera de Tenerife, puede serlo también de Canarias, pero necesita renovarse para evitar caer en la monotonía. No puede ser siempre lo mismo, como el año pasado, donde se notó que Ni Fú-Ni Fá no fue la misma. Ese es justo el cambio necesario. Pero es que, además, las murgas en general han cambiado muchísimo. ¡Hay un nivelazo tremendo! Un nivel que está en las alturas, como digo yo, en esos escalones superiores. Hay grandes murgas, ¿sabes? Agrupaciones increíbles, con ideas fantásticas y unas musicalidades espectaculares. La verdad es que todo ha cambiado mucho.

Desde tu punto de vista, ¿crees que la polémica generada con las letras de Mamelucos y Trapaseros hará que las murgas sean más cuidadosas al elaborar sus letras?

Mira, yo no lo dudo, no lo dudo. O sea, no te puedo dar un sí o no rotundo, sería como 50% sí, 50% no. Porque quizás ahora un letrista piense: 'No necesito meterme en camisa de once balas'. Si antes entraba por un camino polémico, ahora preferirá tomar una ruta más llana para evitar problemas. El punto es que los letristas (y yo he sido uno, actualmente sigo creando) debemos tener mucho tacto al escribir. Hay que hacerlo con cuidado, entendiendo que los tiempos han cambiado tanto en las murgas como en la sensibilidad social. Hay cosas que antes se cantaban en los 70 que hoy, en 2025, serían impensables. Debemos adecuarnos a estos nuevos tiempos, cambiar nuestro enfoque. Me da cierta pena reconocerlo, pero es inevitable dar ese giro para actualizarnos, sin que esto signifique menospreciar a nadie. Estamos hablando de dos grandísimas agrupaciones (yo las llamo murgones) y no me refiero solo a Santa Cruz, sino a todo el Carnaval de Canarias.

¿Qué objetivo te planteas para Ni Pico Ni Corto 2026?

Mira, el primer objetivo (y esto es algo que aplico siempre) es el público. Gustar al público. Que cuando me baje del escenario pueda decir: 'Vaya, esto ha funcionado'. Luego hay otros objetivos más personales que uno se guarda para sí mismo, pero ahora me quedo con el principal: dar un salto cualitativo a Ni Pico Ni Corto. Quiero aportar mi granito de arena para que se note ese salto, que sea notable. Que la gente diga: '¡Joder, cómo han mejorado!'. Después está el otro objetivo, llegar hasta donde queremos, porque eso es lo que todos los murgueros y la gente del carnaval buscamos. Yo, que lo he vivido y lo voy a vivir de nuevo este año, sé que no salimos pensando 'a ver si pasamos a la final'. No, ninguno pensamos así. Todos pensamos en dar lo máximo, en que con Ni Pico Ni Corto demos un paso adelante para que el público diga: '¡Qué bien lo hicieron!'. Y luego que el jurado decida si ese bien merece estar aquí o más arriba. Pero el reconocimiento del público es lo primero.