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Imagen de Mario Vargas Llosa / EFE

Mario Vargas Llosa y su vínculo con Canarias: el último paseo por Las Palmas en 'El sueño del celta'

'El sueño del celta' ofrece una puerta de entrada especial: esa escala en Las Palmas que no es solo geográfica, sino también existencial. Porque, como él mismo escribió: “La literatura no da respuestas, pero nos enseña a preguntar mejor”

La muerte de Mario Vargas Llosa deja huérfana a la literatura hispanoamericana. Premio Nobel, cronista de los rincones más oscuros del poder y la conciencia humana, Vargas Llosa fue también un escritor que supo mirar el mundo desde sus márgenes.

Entre ellos, Canarias tuvo su lugar, discreto pero simbólico, en una de sus novelas más comprometidas: El sueño del celta.

El sueño del celta

El sueño del celta es la biografía novelada de Roger Casement, un diplomático británico que se convirtió en uno de los grandes denunciantes del colonialismo. Casement expuso las atrocidades cometidas por empresas europeas en el Congo Belga y en la Amazonía peruana, donde las poblaciones indígenas eran explotadas hasta la muerte. El libro sigue su transformación de funcionario imperial a activista del nacionalismo irlandés y, finalmente, traidor a los ojos del Imperio británico.

Y en medio de ese descenso a los infiernos, Casement hace una escala en Las Palmas de Gran Canaria. Vargas Llosa recoge este momento basándose en una entrada real del diario de Casement, escrita durante una travesía en barco rumbo a África. En esa parada breve, el personaje pasea por la ciudad, reflexiona sobre sus emociones reprimidas, sus experiencias coloniales y una vida interior que empieza a desbordarse.

Un adiós con acento universal

Con la muerte de Mario Vargas Llosa, desaparece uno de los últimos grandes novelistas del Boom latinoamericano, ese grupo de autores que universalizó la narrativa en español durante el siglo XX. Su legado abarca novelas tan diversas como Conversación en La Catedral, La ciudad y los perros o La fiesta del chivo, pero también ensayos, crónicas periodísticas y discursos de una lucidez que pocos conservaron durante tanto tiempo.

En Canarias, donde su nombre se menciona con admiración en las aulas y bibliotecas, su obra deja también una huella silenciosa. No solo por ese guiño literario a Las Palmas, sino porque su literatura nos enseñó que la verdad no siempre está en los discursos oficiales, sino en las grietas del poder, en las voces marginadas, en los rincones del mapa.

Una lectura que vuelve a empezar

Ahora que el mundo despide a Vargas Llosa, puede ser el momento perfecto para redescubrir su obra. Y para los lectores canarios, El sueño del celta ofrece una puerta de entrada especial: esa escala en Las Palmas de Gran Canaria que no es solo geográfica, sino también existencial. Porque, como él mismo escribió: “La literatura no da respuestas, pero nos enseña a preguntar mejor”.