Con Pasión Almodóvar, Pasión Vega se adentra en el universo cinematográfico y musical de Pedro Almodóvar para rendir homenaje a las canciones que acompañan a los personajes disruptivos del director. El espectáculo, nacido como un encargo del Festival de Peralada y con la dirección artística de Joan Antón Rechi, propone un viaje sonoro por las bandas sonoras del cine almodovariano, reimaginadas junto al pianista y arreglista Moisés P. Sánchez y un cuarteto de músicos.
Junto a Atlántico Hoy, la cantante malagueña repasa los orígenes del espectáculo que presentará el 20 de septiembre en el Auditorio Alfredo Kraus, así como la huella que el cine del manchego ha dejado en su vida, la complicidad con Marisa Paredes, su deseo de convertirse algún día en “chica Almodóvar” y los nuevos caminos creativos que le abren este homenaje, en el que pasión, improvisación y verdad se dan la mano sobre el escenario.
La importancia de la música
[Pregunta] ¿Cómo nace este proyecto, esta idea de crear un espectáculo con las canciones de la filmografía de Almodóvar?
[Respuesta] Normalmente los proyectos suelo elegirlos yo, es decir, los creo o los propicio. En este caso fue un encargo del prestigioso Festival de Peralada. Joan Anton Rechi, director de escena y de ópera, me llamó por teléfono porque llevaba la programación de este festival y de Classicant, en Andorra. En colaboración con ambos surgió la idea de hacer este espectáculo con las canciones de Pedro Almodóvar. Después sí, la elección del repertorio y de los artistas que me acompañan fue cosa mía, pero la propuesta inicial fue de Joan Anton, que además, nos ha acompañado en el proyecto, lo ha dirigido artísticamente sobre todo en los primeros pasos. Desde el principio me pareció una idea maravillosa. Pensé: “¿Cómo no se le ha ocurrido esto a nadie antes?”.
Almodóvar siempre ha dado gran importancia a la música en sus películas. ¿Qué es lo que más te inspira de su forma de utilizar las canciones?
Él tiene la cualidad de mezclar drama, comedia y musical en una misma película. De repente aparece una canción, como la voz de Luz Casal en un tema interpretado por Miguel Bosé, y encaja todo, aunque parezca improbable. Sus canciones adquieren otra dimensión en el cine. Tengo grabadas escenas icónicas con temas como Volver, Un año de amor, Piensa en mí o Resistiré. Han pasado a formar parte de nuestra cultura visual y emocional.
Además, Almodóvar rescató a personajes y artistas proscritos. Trajo a España a Chavela Vargas en un momento difícil de su carrera, igual que incluyó voces intensas y marcadas por vidas duras. Esos personajes y esos cantantes, llenos de defectos y heridas, se convierten en héroes y supervivientes. Eso me encanta, porque rompe con el estereotipo de Hollywood del hombre o la mujer perfectos: aquí los defectos cautivan y emocionan.
Y dentro de todas esas bandas sonoras, ¿cómo elegiste el repertorio para tu show?
Intenté que estuvieran representadas la mayoría de sus películas, sin repetirme demasiado. Quise abarcar desde los primeros títulos hasta los más recientes. Al final me quedé con canciones icónicas que forman parte de mi propia cultura musical, como Volver o Luz de luna. Soy amante de la música latinoamericana y del bolero, así que también incluí temas que me resultan cercanos por su temática y su intensidad. El proceso fue largo pero precioso. Con Moisés P. Sánchez, al piano, íbamos explorando qué canciones podíamos llevar a nuestro terreno, vestir de otra manera, jugar con los arreglos, los silencios, las texturas. Algunas las hemos reinventado, otras las hemos mantenido más clásicas. Lo bonito es que hemos conseguido que suenen de otra forma sin perder su esencia.
Ser "una chica Almodóvar"
¿Te consideras una mujer almodóvar?
Me identifico en muchas de sus temáticas: la lucha diaria de las mujeres por sobrevivir, por buscar libertad personal, por romper con el patriarcado. También el poder del deseo. No diría que soy “una chica almodóvar”, porque hasta que no me fiche Pedro en una de sus películas no lo puedo ser (ríe).
¿Y te gustaría serlo en la pantalla?
¡Claro que sí! Sería increíble poder cantar en una de sus películas, interpretar algo de su banda sonora o incluso actuar. Estudié arte dramático y he crecido viendo sus películas y a actrices maravillosas como Carmen Maura o Marisa Paredes. A Marisa la recuerdo con especial cariño, porque bendijo este proyecto desde el principio.
¿Cómo fue esa bendición?
Marisa vino a vernos y fue tan cariñosa, tan mágica… Le canté Piensa en mí y desde entonces conectamos mucho. Sentí mucho que se marchara. El otro día paseando cerca del auditorio (el Alfredo Kraus) hacia la playa, miré al suelo y me encontré justo encima de las huellas de sus manos. Me emocioné muchísimo; fue como un guiño suyo desde el
"Voz de seda"
Si pudieras elegir una canción para interpretar en una película de Almodóvar, ¿cuál sería?
No sabría decirte… Pedro siempre elige temas muy genuinos, muy especiales. La que él quisiera, sin duda. Él ha incluido de todo: copla, bolero, canción francesa, folklore. Para el repertorio de ‘Pasión Almodóvar’, incluso probamos una en alemán, pero me resultó imposible (ríe). Esa quedó como instrumental.
Antonio Banderas, un chico almodóvar, te definió como “voz de seda”. ¿Qué significa para ti este título?
Antonio es un referente total: sabio, con una carrera impecable y siempre orgulloso de sus raíces. Cuando cantamos juntos en Los Ángeles, nos abrió su casa y su estudio. Fue un momento precioso. Y esas palabras suyas, “voz de seda”, se quedaron. Me gusta el contraste con mi nombre, Pasión. Ese equilibrio entre la interpretación cálida, calurosa, o acalorada, que una pueda hacer de las canciones, y esa suavidad y naturalidad que puede tener la voz en muchos momentos, me parece muy bonito. No le llevaré la contraria, porque lo adoro.
Un viaje musical
¿Qué descubrirá el público en este espectáculo que quizá no haya visto antes en ti?
Creo que es un proyecto que me ha hecho crecer mucho. Me he permitido ser muy abierta de mente, porque me acompañan músicos maravillosos: Moisés P. Sánchez, Sergio Menem, Pablo Martín Jones y Toño Miguel. Son intérpretes muy creativos, capaces de improvisar en escena, y eso me ha llevado a salir de mi método habitual de control y ensayo para abrirme al juego. Hay momentos muy íntimos, muy acústicos, donde cada respiración se escucha. Y también espacio para la improvisación, la comicidad y la risa, como ocurre en el cine de Almodóvar. Es un espectáculo con mucha verdad, sin artificios, y creo que eso el público lo agradece.
¿Cómo esperas que se sientan los espectadores al salir del concierto?
Espero que viajen. Estas canciones te llevan al pasado, pero no te dejan instalarte en la melancolía porque enseguida te arrastran al presente. Hay drama, pero también carcajadas. Es un carrusel emocional. Lo importante es la complicidad con el público y esa pureza de la música y de la interpretación. Canciones bien escritas, músicos extraordinarios y mucha verdad.
¿Cuáles son tus próximos pasos?
Me encantaría llevar Pasión Almodóvar a Latinoamérica y hacer una gira allí, porque su público es mágico. Al mismo tiempo, sigo pensando en mi próximo disco de canciones inéditas, aunque se van cruzando proyectos preciosos en el camino: ahora participo en un gran espectáculo en Cádiz sobre la Gades romana, donde canto en latín, y he grabado con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar dirigida por Gustavo Dudamel. Esos cruces me gustan, son oportunidades únicas que hay que aprovechar. Al final, se trata de disfrutar del camino, de la creación y de lo que implica el compromiso con el arte.
