42,72 euros por acción. Ese es el valor con el que figura cada título del Club Baloncesto Gran Canaria Claret SAD en la contabilidad oficial de la Fundación Canaria del Deporte, según la Memoria Económica 2024 de la entidad. En total, el ente bajo control del Cabildo mantiene una participación valorada en 3.679.729,92 euros, que representa su principal activo patrimonial y no ha sufrido cambios desde su adquisición en 2004.
Pero para entender el origen de esta vinculación es necesario retroceder más de tres décadas, hasta 1992, cuando el CB Gran Canaria, al igual que muchos otros clubes deportivos en España, se convirtió en Sociedad Anónima Deportiva (SAD). La medida respondía al mandato de la Ley del Deporte de 1990, que exigía esta transformación para profesionalizar las entidades con secciones de élite y reforzar su control económico y jurídico.
Desde 2004
El club pasó entonces a denominarse Club Baloncesto Gran Canaria Claret SAD, adoptando la forma mercantil y pasando a ser propiedad pública. De hecho, su accionariado siempre ha estado vinculado al Cabildo de Gran Canaria, aunque ahora es la Fundación Canaria del Deporte —creada en 2004— la encargada de custodiar formalmente las acciones como parte de su dotación fundacional.
Desde entonces, el valor unitario de las acciones no ha variado en las cuentas de la Fundación: 42,72 euros, sin que consten ampliaciones, deterioros ni ventas. Esta inversión no genera rendimiento económico directo, pero cumple una función estratégica como instrumento para el cumplimiento de los fines fundacionales, centrados en el impulso del deporte y la identidad insular.
Símbolo público
A pesar de no tratarse de una SAD que cotice en bolsa ni que tenga accionistas privados significativos, el valor asignado en los estados contables refleja una visión institucional: el CB Gran Canaria no solo es un club, sino también un símbolo de política pública deportiva en la isla al garantizar más de la mitad de los ingresos de la entidad claretiana en las últimas temporadas —porcentaje que incluso fue mayor años atrás—.
Hoy, mientras la Fundación depende exclusivamente de subvenciones públicas para sostener su actividad anual, la participación en el club amarillo se mantiene como el anclaje más estable de su balance, reforzando un lazo que nació hace más de 30 años y que sigue vigente.