La Federación de Lucha del Garrote Canario ha mostrado su rechazo a la propuesta de declarar como Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial el denominado “juego del garrote tradicional de Gran Canaria”. Su presidente, Carlos Sánchez, considera que el expediente “no refleja la realidad” de esta disciplina ancestral y “puede generar confusión sobre sus competencias y alcance”.
“Debe protegerse en todo el Archipiélago”
La Federación defiende que el garrote canario tiene presencia en varias islas desde hace décadas, con maestros, clubes y alumnado repartidos por todo el Archipiélago. Critica que no fue consultada durante la elaboración del expediente y que no se le notificó oficialmente el inicio del proceso, lo que califica como una “injerencia” en sus funciones reconocidas desde 1997 por la Dirección General de Deportes.
“El garrote es patrimonio de Canarias, no de una isla”, afirmó Sánchez, quien subraya que la protección “debe ser para todo el Archipiélago”. La entidad sostiene que la propuesta excluye a figuras históricas y maestros de otras islas y que “no representa a la comunidad real que mantiene viva la práctica”.
La Federación mantiene un contencioso abierto contra el Gobierno de Canarias y la Federación del Juego del Palo, creada posteriormente, por invasión de competencias. Teme que la declaración del BIC agrave ese conflicto, al reconocer una versión limitada al ámbito grancanario.
Por este motivo, el organismo ha encargado un análisis jurídico sobre las implicaciones del expediente y no descarta acudir de nuevo a los tribunales. “Estamos analizando el expediente con calma y rigor. Queremos claridad antes de actuar”, explicó su presidente.
Un patrimonio vivo
La entidad recuerda que no se opone a que el garrote sea declarado patrimonio cultural, pero pide un proceso inclusivo que incorpore la voz de quienes lo practican, enseñan e investigan. Cuestiona además la distinción entre “juego del garrote” y “lucha del garrote”, que considera “artificial” y “sin base histórica”.
Para la Federación, el objetivo debe ser garantizar la continuidad del garrote como disciplina viva, transmitida de generación en generación y practicada de forma segura en todo el Archipiélago. “Lo importante es que el garrote siga vivo y accesible para las futuras generaciones”, concluyó Sánchez.
