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Imagen de una persona jugando al golf / PIXABAY

El golf en Canarias, atractivo para locales y visitantes

Los presidentes de la Federación autonómica y del club decano en España refutan el sambenito de deporte elitista y ponen en valor la economía que genera la cuarta disciplina con más afiliados del país, además de su creciente compromiso medioambiental

Julio Cruz

Según las cifras del Instituto Canario de Estadística, en el año 2023 hubo en Canarias 27 clubes de golf y 8.161 licencias en este deporte, el sexto con más personas federadas, después del fútbol, montaña y escalada, baloncesto, surf y caza. Bastantes más que disciplinas como el ciclismo, el balonmano, la vela, el tenis, el pádel o el voleibol. En España, el golf sube hasta la cuarta plaza, por detrás del fútbol, el baloncesto y la caza. 

“Al ser un deporte que practican muchas de los turistas que nos visitan, el número de jugadores en el Archipiélago es sensiblemente superior al de federados”, explica Diego Cambreleng, presidente de la Federación Canaria de Golf desde 2018, que califica como “bastante buena” la situación en las Islas del juego de los 18 hoyos. “En los últimos años nos hemos estabilizado en algo más de esas 8.000 licencias, aunque llegamos a rozar las 10.000 cuando existía El Cortijo. Somos la séptima federación autonómica en España con más afiliados. Y recientemente hemos obtenido el título de Real Federación Canaria de Golf, después de años persiguiéndolo. Solo lo tenían Madrid y Andalucía. Estamos bastante satisfechos de cómo van las cosas”, apunta. 

Vista del hotel Las Terrazas de Abama Suites, desde su campo de golf. / AH

En Canarias existen en la actualidad 26 campos de golf, presentes en todas las islas a excepción de El Hierro, La Palma –donde existe un proyecto para que nazca el primero- y La Graciosa. Todos son comerciales menos los dos que mantienen su carácter social, el Real Club de Golf de Las Palmas –el primero que hubo en España y abierto en 1891- y el Real Club de Golf de Tenerife

Jugadores extranjeros

El 90% de esos campos son turísticos, así que hay un gran número de extranjeros que viven en Canarias durante algunos meses del año, incluso como propietarios de algún inmueble, y que juegan sin estar federados. Tal circunstancia ha hecho que la Federación trabaje para incorporarlos y que estén “cubiertos ante un eventual accidente o cualquier percance por un coste muy bajo, pues una licencia no llega a 100 euros”. 

Cambreleng subraya el gasto medio de un turista relacionado con el golf, “que alcanza los 200 euros”, cuando la media suele colocarse en 175 euros. El turista de golf, del norte de Europa en gran cantidad y que disfruta de jugar en “mangas de camisa” todo el año en estas latitudes, suele ser de alto nivel adquisitivo, y deja dinero no solo en hospedaje y restauración sino en alquiler de vehículos, en el comercio, en el alquiler del material para jugar... 

Creación de riqueza

El sector del golf en España, país líder absoluto en esta materia, atrajo en 2023 a 1.401.875 turistas extranjeros, según el informe Impacto económico del golf en España, realizado por la IE Foundation para la Federación Española de Golf y la Asociación Española de Campos de Golf. Ese mismo estudio destaca que el turista de golf, con 11,9 días, tiende a quedarse un 58 % más tiempo que el turista promedio (7,5 días), así como que su nivel de renta es significativamente más alto.

Turistas chinos en un campo de golf / TURISMO DE GRAN CANARIA
 

Otros de las cifras que muestra el documento es que el golf produce en España 15.937 millones de euros de manera directa, indirecta o inducida, de los que un 18%, 1.076 millones, se generan en Canarias. En cuanto a lo que gastan los extranjeros, 14.152 millones, 8,9 de cada 10 euros producidos (89 %) beneficia a sectores ajenos al golf. Además, este deporte crea 132.994 puestos de trabajo -directos, indirectos e inducidos- con un 93,4 % de contratos indefinidos y un 94,7 % a jornada completa.

Otro dato relevante es que el visitante asociado al golf desestacionaliza el turismo, ya que sus temporadas altas son en primavera y otoño.

Medio centenar de empleos solo en Bandama

El dirigente federativo, recientemente galardonado con la medalla de oro de la Federación Española y también experto jugador, no deja atrás una de las aristas de la generación de economía de su deporte, la generación de empleo y toda la actividad existente en un campo de golf, como atestiguan las palabras de Salvador Cuyás Morales, presidente del Real Club de Golf de Las Palmas. Cuyás desvela que unas 50 personas trabajan en esa institución tan señera, que también tiene una división hípica además de establecimientos de restauración y ocio, amén de un hotel de 15 habitaciones. El club de Bandama, con 18 hoyos y par 71, también ofrece clases de golf, alquiler y compra de material. “Un club de golf es un ecosistema vivo que demanda un mantenimiento continuo, y eso significa creación de riqueza”, asegura Cuyás. 

En este mismo sentido, cifra en unos 2 millones de euros el promedio de gasto anual que exige una instalación de golf para su conservación, y al igual que Cambreleng, Cuyás respeta “todas las opiniones, y también la de los ecologistas”, pero sostiene que los campos de golf ayudan a mejorar muchas zonas del territorio, como puede verse “en la evolución histórica de Bandama o Maspalomas, por poner algunos ejemplos”. Además, ambos señalan que muchas instalaciones, como la del Fuerteventura Golf Club, contribuyen con sus lagos a fortalecer la vida animal, y aclaran, ante las críticas ecologistas al mal uso del agua, que los campos “se riegan con agua depurada que proviene del mar, no se le quita el agua a nadie”. 

Agua regenerada

En este sentido, el responsable del Real Club de Golf de Las Palmas advierte que los campos en Canarias –y en toda Europa- “siguen una tendencia totalmente diferente a los norteamericanos, atendiendo cada vez más las cuestiones medioambientales y reduciendo, como muestra, las zonas verdes, que se han ido estrechando y dejando paso a más metros de otras superficies como los búnkeres o las zonas acuáticas”. Cuyás, que también es miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Campos de Golf, hace hincapié en “el esfuerzo que los campos de golf canarios están realizando para emplear la menor cantidad de recursos hídricos sin perjuicio de ofrecer la mejor calidad a los aficionados”. 

Un golfista en un torneo de golf./ ARCHIVO

En relación a esta habitual controversia, en el mes de septiembre pasado se presentó el informe Golf y agua, realizado por la Universidad de Cádiz. En el se recogen cifras como que el 59% de los campos españoles utiliza para regar agua regenerada, mientras que en EEUU solo lo hace el 21%. España lidera, con diferencia, esta cuestión en el Viejo Continente. En los campos del sur y del levante peninsular, el agua regenerada alcanza un 70% del riego, mientras que Canarias alcanza un 80% y Baleares llega al 96%. 

El estudio establece el consumo de agua de todos los campos de golf en 108 hm³ (hectómetro cúbico, mil millones de litros), el 0,34% de toda el agua que se consume en España anualmente (32.000 hm³). 

Cambreleng apostilla: “La cantidad de agua es insignificante comparada con la que se pierde en las tuberías de la red de abasto de, por ejemplo, Las Palmas de Gran Canaria –un 20%-. Los grupos ecologistas deberían también preocuparse por exigir a la clase política que arregle esta cuestión”. 

Cada vez más accesible

Ambos directivos rechazan de plano el estigma elitista del golf. Cambreleng recuerda que por ejemplo, “Las Palmeras Golf, en Las Palmas de Gran Canaria, es un campo municipal gestionado por la Federación Canaria, y cualquier que tenga interés puede jugar allí. El tee de prácticas está antes de entrar a la instalación, así que no hay que pasar ni por recepción. Con un palo de golf, que allí se alquilan, sacas una ficha o sacas un balde con bolas y te pones a tirar”. 

Imagen del Real Club Golf de Tenerife - El Peñón. / ISLAS CANARIAS

Cuyás también se opone “tajantemente a ese sambenito” de elitista: “Hace tiempo que eso ya no es así. Hay que darse cuenta que el material de golf puede tener un coste algo elevado, pero su durabilidad es muy alta, así que al final hay otros deportes que demandan más gasto para poder practicarlos”, asevera. 

Diego Cambreleng y Salvador Cuyás, ambos profundos amantes del golf, cierran defendiendo tanto el carácter social del golf para muchas personas, como la actividad física que permite a hombres y mujeres de avanzada edad o con limitaciones físicas. “De otra manera, es muy complicado que lo hagan, pero el golf les permite caminar en la naturaleza además de divertirse. En Las Palmeras Golf o en Bandama puede verse esto claramente cada mañana”, concluyen.