En el U.B. Ciutel los goles no son lo más importante. Aquí, lo que cuenta es que cada niño se sienta parte de algo. Que el equipo sea también familia. Que nadie se quede atrás. El club nació hace apenas dos temporadas, en Telde, impulsado por un puñado de familias sin apenas medios, pero con una idea poderosa: cambiar la forma de vivir el deporte.
“Queríamos que nuestros hijos no fueran solo números”, cuenta una madre y vocal del club. “Buscábamos algo más humano, más cercano, donde se sintieran cuidados”. Lo que empezó como un deseo se ha convertido en un proyecto sólido y admirado que hoy roza la élite base del balonmano canario.
Nace desde las gradas
El club surgió tras detectar que en Telde la oferta deportiva masculina en el balonmano era limitada. La mayoría de las familias fundadoras tenían niños, y sentían que este deporte podía ser más que una actividad extraescolar. Con el apoyo de una madre vinculada a un club de Gijón, dieron forma a lo que hoy es el U.B. Ciutel.
“Queríamos un entorno donde los niños fueran más que fichas en una tabla. Aquí nos conocemos todos, les llamamos por su nombre, los cuidamos. Queremos que se formen en valores, no solo que ganen partidos”.
Una temporada brillante
En solo dos años, el equipo infantil del U.B. Ciutel ha firmado una temporada inolvidable:
- Campeones de la Copa de Apertura, la Copa Salud, el Torneo Ajaches (Lanzarote) y el torneo de balonmano playa.
- Invictos en liga.
- Subcampeones en la Final Four y del Campeonato de Canarias.
Además, dos jugadores fueron convocados por la selección canaria para el Campeonato de España, y cinco entraron en el “7 ideal de Gran Canaria”, con dos galardonados como mejor lateral izquierdo y mejor central.
“Confiábamos en ellos. Son niños disciplinados, comprometidos y con talento. Pero sobre todo, tienen algo que no se entrena: amistad y respeto entre ellos”, subraya la directiva.
Valores por delante
En el U.B. Ciutel no hay estrellas. Hay equipo. “Aquí nadie se siente menos por fallar. No hay diferencias entre los que destacan y los que necesitan más tiempo. Lo importante es que cada uno dé lo mejor de sí”.
Los valores que se inculcan son claros: compañerismo, igualdad, ayuda mutua y respeto. “No se gana a cualquier precio. Y si uno no puede venir a entrenar, otro padre lo recoge. Nos apoyamos como una familia”.
Todo por los niños
El club funciona sin ánimo de lucro. La directiva está formada íntegramente por padres y madres. “No cobramos nada. Lo que conseguimos en subvenciones o patrocinios va directo a que los niños puedan competir, viajar o tener equipación”.
Hoy tienen unos 50-60 jugadores, distribuidos en categorías benjamín, alevín, infantil y cadete. Su reto es abrir una juvenil y estudiar una futura categoría territorial (sénior).
Luchando por espacio
Uno de los mayores obstáculos es el acceso a instalaciones. “Entrenamos en el patio de un colegio, con un pavimento no adecuado, pero con mucho agradecimiento a la dirección por acogernos. El problema es general: en Telde hay muchos clubes y pocos pabellones. Cada temporada hay que pelear por horas”.
Ilusión que contagia
Más allá de los logros, lo que define al U.B. Ciutel es el ambiente. “Aquí no se trata solo de competir, sino de que los niños se diviertan, crezcan juntos y se sientan parte de algo importante. Lo que estamos logrando supera nuestros mejores sueños”, concluye la directiva.
