Llegó de la mano de Quique Medina -como otros jugadores que han hecho carrera en la Isla como Aitor Sanz y Raúl Cámara- y se encuentra muy posiblemente ante sus últimas semanas con el Tenerife.
El buen rendimiento del dueto Jorge Sáenz-Alberto, unido al fichaje invernal de Mauro dos Santos, han traído serias complicaciones para que Ruiz hallase hueco para ser titular como lo era antes. Porque hubo un momento donde era incuestionable, hasta el punto de que firmó varias campañas entre los futbolistas del Tenerife con más minutos.
En este curso, Ruiz arrancó con un sitio en el once a las órdenes de Joseba Etxeberria pero su cuota de protagonismo se ha ido difuminando. Su paso por el club tinerfeñista le ha valido para confirmarse como futbolista a escala profesional, tras ascender a Segunda justamente contra el Tenerife (llegó proveniente de la Ponferradina).
Su asignatura pendiente, la de otros hombres tan relevantes en el engranaje blanquiazul como Suso: el ascenso. En 2017 se perdió una ocasión de oro y así lo interpretaron las lágrimas de todos. Habría sido la oportunidad perfecta para que Ruiz se estrenase en Primera, pero no pudo ser. Por un gol.
Si finalmente en junio se produce su despedida, el andaluz se irá con un lugar de honor entre los futbolista de la historia blanquiazul con más comparecencias oficiales. Ruiz firmó una cifra próxima a la cuarentena de partidos por año en sus primeros años, de ahí que el actual esté siendo su curso más difícil (lleva solo 19). En Majadahonda, celebró por partida doble: victoria -la primera a domicilio en un año- y su día 200. Ejemplo de compromiso, es uno de los líderes y de los capitanes del proyecto blanquiazul, ahora más cerca que nunca de amarrar la permanencia. Y seguir. Sea en la Isla o en otro destino, a sus 35 primaveras Ruiz aún tiene cuerda para rato.