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CD TENERIFE

Con ganas de...

El partido que 'despachó' el Tenerife en Oviedo invita a hacer sangre, pero la amenaza de la Segunda B aconseja la unión del entorno

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nano cd tenerife
Acaba el Oviedo-Tenerife y uno tiene ganas de mandarlos a todos a tomar viento. O al carajo, que viene a ser lo mismo. Y a todos: en fila y de uno en uno para que no se pierdan, “que capaces son los muy inútiles”. Del presidente al último de los jugadores, incluyendo al técnico y al director deportivo pasado y presente. Y sin olvidar al director general o a la señora de la limpieza, que igual no tienen culpa pero pasaban por allí.

Lo dicho: acaba el Oviedo-Tenerife y el cuerpo te pide hace sangre. Y con razón, pues el club ha hecho muchas cosas mal este curso. Desde el inicio hasta hoy. La primera y quizás la más grave, renovar a un entrenador en el que no se creía para silenciar a un entorno que pedía su continuidad. Y luego, multiplicar el error y, también a petición 'popular', fichar como estrella a Nano Mesa, lastre que ha condicionado todo el curso.

Repetimos: el Oviedo-Tenerife fue una invitación a no dejar títere con cabeza. Y las invectivas se pueden dirigir a un director deportivo que construyó una plantilla sin gol, a otro que aún no ha corregido ese defecto, a un técnico que ha mejorado el desastre heredado pero que lejos del Heliodoro se muestra confuso y conservador... o a unos jugadores que fuera de la Isla rara vez han alcanzado el aprobado en fútbol o en actitud.

En definitiva, que el partido que 'despachó' el Tenerife en el Tartiere pide una 'rajada' en toda regla. Entonces, uno mira el periódico, ve la clasificación, analiza las opciones blanquiazules y concluye que el descenso es una opción real. Y recuerda que en Segunda B hace frío... y no le ve ventajas al “cuanto peor, mejor”, a la catarsis o al “prefiero bajar, con tal de que se vaya Concepción [o el gerente o la señora de la limpieza]”.

Foto | @jacfotografo

Porque llegar a la Segunda B es relativamente fácil y salir de ahí es muy complicado. Y si no, que le pregunten al Racing, al Logroñés, al Castellón, al Sabadell, al Murcia, al Hércules, al Recreativo... O lo que es lo mismo, equipos con más historia, afición o dinero que el Tenerife.

Entonces, uno conserva el enfado, pero aparece la prudencia. Porque hay razones para pedir sangre, pero aún más para reclamar la unión del entorno.

Y porque el Tenerife siempre importará más que su presidente, su director deportivo, su entrenador o sus jugadores. Y aunque el fútbol se analiza partido a partido o incluso día a día, no hay que olvidar que, en el Heliodoro, ese mismo equipo –con ese presidente, ese director deportivo, ese entrenador y esos jugadores– ofrece motivos para que nos sintamos orgullosos. O aunque ahora tengamos ganas de...