Nuevo partido, nuevo triunfo del CD Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López y nuevos momentos que quizá no pudiste ver durante el encuentro ante el Real Oviedo.
MILLA SABE RODEARSEAntes de entrar al vestuario para ponerse la equipación blanquiazul el centrocampista estuvo de charla en los alrededores de los banquillos. ¿Con quién? Pues con el árbitro de la contienda (de espaldas), Eiriz Mata, y con ‘el defensor del árbitro’, nuestro compañero de GOL y la Cadena COPE, Isaac Fouto. No llegamos a conocer lo que hablaban, pero fue uno de los mejores arbitrajes que recordamos en el Heliodoro.
¿UN INFILTRADO?
No pasa por buenos momentos la UD Las Palmas y, en un principio, creíamos que había cogido un barco para ver el gran cambio del CD Tenerife. Pero no, es un jugador (portero), de la EUD Las Palmas Llamoro (escuela amarilla en Tenerife). Él siente los colores blanquiazules, pero acababa de salir de entrenar y no le dio tiempo a cambiarse. Lástima que no tenemos una imagen en la que salga celebrando los goles del ‘Tete’ con ese suéter…jejeje.
MULA Y SU RECITAL DE CELEBRACIONES
En zona mixta manifestó que el primer gol iba dedicado a su tío, que falleció en Navidad. Pero es que el bueno de Álex tarda más en celebrar que driblarse a cinco jugadores, internarse en el área y chutar. Besito en el brazo, jueguito con Jorge Sáenz, dedos al cielo y... ¡la novia! Casi se lo olvida, menos mal que Samuele Longo estaba ahí para recordárselo. Que si no…a ver cómo compensa lo de cambiar la boda de fecha.
MILLA VA POR LIBRE
Y mientras Mula celebraba con Jorge el segundo tanto, ¿qué hacía Luis Milla? Pues como buen centrocampista creativo, ir a felicitar al asistente, Bryan Acosta, al que corrió y corrió hasta llegar a la frontal del área y servir el balón para que Álex Mula sentenciara el encuentro. Un hombre que está pendiente a todos los detalles.
QUÉ MALO ES ESO
Ser tan bueno tiene sus cosas malas. Llevarte golpes de los defensas, sufrir marcajes pegajosos…pero nada como en el bajo vientre. No sabíamos qué le pasaba a Samuele Longo, llegamos a asustarnos con semejantes gestos. Pero cuando se llevó la mano ahí, si nos pasó. A él también, dos minutitos después.