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CD TENERIFE

Un equipo comprometido (en casa)

El Tenerife comete errores individuales, pero alimenta el optimismo con su actitud y su buen partido ante el Elche

2 minutos

jorge milla
El Tenerife firmó ante el Elche el mejor partido de la temporada. Fue ligeramente superior a su rival en la primera parte, se repuso a un error aislado de Alberto antes del descanso que le costó un gol y ofreció una lección de juego y actitud en la segunda parte, que sólo tuvo el premio de un tanto y una victoria mínima cuando la recompensa debió ser mucho mayor. Por el camino, eso sí, alimentó el optimismo.

Y lo hizo porque, más allá de fallos individuales y hasta de los malos resultados, volvió a emitir señales de ser un equipo comprometido y solidario, de los que no se rinden ante los contratiempos y busca la victoria por todas las vías.

Aún quedan asignaturas pendientes como la falta de puntería, pero el Tenerife –o al menos el Tenerife del Heliodoro– ofrece signos de ser un equipo fiable. En lo futbolístico, porque le llegan poco y con poco peligro al área propia, maneja el balón con criterio, cada vez sabe leer mejor los partidos, genera muchos situaciones de peligro en el área adversaria, no desfallece cuando la suerte le es esquiva, acaba los partidos con buen tono físico... Y en lo extrafutbolístcio, porque rara vez se ve un reproche o un mal gesto, los compañeros se perdonan errores y el vestuario no ha parado de exhibir signos de unidad desde el inicio del curso.

Raúl Cámara conduce el balón / @jacfotografo

Con esos argumentos, al Tenerife 18-19 le debería bastar para lograr una permanencia solvente. Y a partir de ahí, si logra una mejora importante en el nivel global de la plantilla y logra exhibir esta actitud lejos del Heliodoro, hasta puede soñar con metas mayores. La primera asignatura la debe aprobar Víctor Moreno con acierto en los fichajes, pero la segunda es responsabilidad exclusiva de los jugadores y el cuerpo técnico.

Y no se reclama desde estas líneas que el Tenerife logre triunfos como visitante, sino quemuestre el mismo grado de compromiso e idéntico atrevimiento que el ofrecido cada vez que juega ante sus aficionados.

No se trata por tanto de hacer felices a sus aficionados con victorias, sino de que siempre se sientan orgullosos de sus jugadores y de su equipo. En el Heliodoro lo ha logrado siempre, por mucho que por el camino se haya dejado cinco empates y una derrota. Como visitante, cuesta encontrar un partido que sirva de ejemplo para el futuro. Y se hace difícil entender que, más allá de los resultados, el Tenerife ofrezca dos caras tan distintas. El compromiso, admirable en la Isla, también se tiene que extender fuera del Heliodoro. Y debe hacerlo ya.