La decisión es firme. Ya está anunciada. Óscar Pedro Cano Moreno tomará la próxima temporada el relevo de Asier Garitano en el banquillo del Tenerife. La polémica decisión del máximo accionista se oficializó en la tarde de este lunes cuando no habían transcurrido ni 24 horas del triunfo en casa ante el Valladolid por 2-1. La vacante en el banquillo ha sido efímera. Ayer se despidió Asier, hoy se confirma la llegada de Óscar.
Pero lo que debería ser una buena noticia por la previsión con la que se empieza a preparar la próxima temporada ha generado un malestar palpable en un amplio sector de la afición, que profirió gritos contra José Miguel Garrido durante el partido frente al cuadro pucelano. El currículo de Óscar Cano no covence a una afición que esperaba un hombre de contrastada trayectoria en la categoría, toda vez que se habló de Abelardo, Rubén Albes, Paco López, Vicente Moreno o Pepe Mel.
El fondo pero sobre todo las formas
El cabreo de la afición y del colectivo de pequeños accionistas viene tanto por la imposición del entrenador afín a Garrido como por el hecho de que hace unas semanas descendió con el Sabadell a la Segunda RFEF. Fallan las formas (por una decisión unilateral) pero también el fondo (por la hoja de servicios de Cano). Los resultados podrán curarlo todo pero muchos aficionados, seguramente los mismos que cuestionaban la continuidad de Garitano hasta final de curso, se preguntan ahora por los motivos que justifican a Óscar Cano como relevo.
En Segunda División Óscar Cano vivirá con el Tenerife su tercera experiencia, después de unas discretas etapas en la UD Salamanca en el curso 2010/11 y en el Castellón durante la temporada 2020/21, club del que José Miguel Garrido fue máximo accionista por un periodo de 14 meses antes de vender su participación.
A favor y en contra
Entre el rechazo generalizado se esuchen voces conciliadoras que apuesta por dar un voto de confianza a Óscar Cano y recuerdan que otros técnicos sin experiencia relevante en la categoría de plata triunfaron pronto en sus clubes de destino, en referencia técnicos como García-Pimienta o Rubén Albes. Además su estilo de juego podría ser un soplo de aire fresco, o un quizá un riesgo, después de años de férrea disciplina defensiva.
En el lado negativo también está la reciente experiencia de Óscar Cano al frente del Deportivo de la Coruña, un club histórico con un ambiente comparable a lo que el nuevo técnico encontrará en la isla. Aunque logró hacer un fortín de Riazor, el rendimiento fuera de casa impidió al equipo engancharse a la lucha por el ascenso a la categoría de plata en el curso 2022-23, lo que motivó el despido a Cano a pocas jornadas para el final.
Ahora Óscar Cano afronta el reto más importante de su carrera de vuelta en Segunda División y al frente de un equipo con expectativas tan altas como el Tenerife. Llega con ganas de acallar las críticas a base de resultados y es probable que lo acabe consiguiendo pero por las propias circunstancias de su llegada no invitan a la reconciliación entre la masa social del club y el hombre que, por encima de todo organigrama, toma las decisiones.