Mientras gran parte de las personas trabajadoras disfrutan de sus vacaciones en verano, uno de cada tres autónomos no podrá tomarse un descanso, según una encuesta de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA). 

La falta de ingresos durante los días no trabajados, la imposibilidad de delegar tareas y la presión de mantener a flote sus proyectos hacen que muchos no puedan tomarse ni una semana libre. Así se lo cuentan tres autónomos canarios, Yiyo Espino, Ruth Angielina y Salima Said, a Atlántico Hoy. 

Un lujo

Yiyo Espino es periodista autónomo desde hace más de 15 años y a lo largo de su carrera ha resumido que los autónomos “nos cogemos vacaciones por horas”, cuando el volumen de trabajo se lo permite. 

Y es que el principal problema al que se enfrentan es: “si no trabajas, no cobras. Y mientras, los gastos siguen igual: la Seguridad Social, el material, la luz, todo lo pagas tú”. Por lo que, aunque valora la flexibilidad del modelo —que le permite, por ejemplo, organizarse mejor con los cuidados de su hijo—, reconoce que esa autonomía también tiene un coste: “No es como un trabajador por cuenta ajena, que tiene un horario y si no le da tiempo a terminar, lo hace mañana. A mí me contratan por un trabajo, no por horas”.

Como muchos en su situación, Espino asegura que solo si ha tenido un buen año puede “permitirse el lujo” de parar unos días. Pero incluso entonces, explica, se corre el riesgo de perder clientes que no cierran durante el verano.

Pseudovacaciones

Rut Angielina, fundadora de Canillejas Producciones, se dio de alta como autónoma a finales de 2019. En estos cinco años, recuerda etapas sin apenas descanso, que le pasaron factura porque “el cuerpo y la mente petan muchísimo”. 

Ahora intenta cuidarse un poco más aprovechando los periodos de menos actividad: “A veces agosto es flojo y aprovechas para descansar un poco”. Aún así admite que las vacaciones nunca son completas, ya que “siempre estás con el móvil en la mano, pendiente de si te entra algo” y surge la sensación de culpa por parar. “Incluso cuando no tienes trabajo, estás pensando en cómo conseguirlo”, apunta. 

Incluso cuando ha salido de Canarias, como en su reciente formación en Madrid, la directora lo vivió como un descanso relativo: “Estuve un mes en un curso de dirección de actores mientras editaba un spot de placas solares y preparaba una subvención. Para mí eso fueron vacaciones, porque cambié de aire, conocí gente y seguí con lo mío. Es una manera rara de descansar”.

“Todo depende de mí”

Para Salima Said, publicista autónoma desde hace casi cuatro años, el problema va más allá del tiempo libre: “Mi trabajo no lo puede hacer otra persona. Aunque programe tareas o intente adelantar, siempre tengo que estar pendiente. No terminas de desconectar del todo”. 

La posibilidad de establecer horarios flexibles es, para ella, uno de los pocos beneficios. Pero al mismo tiempo, esa flexibilidad se convierte en una trampa: “A veces pasas el día entero pegada a la pantalla. No te das cuenta y te quemas”.

Problema estructural

Desde la Plataforma de Empresarios de Canarias, su presidente, Enrique Hernández, alerta de una situación cada vez más insostenible: “Un 33% de los autónomos no se tomará vacaciones este verano. Pero lo más grave es que el 25% no se tomará ni un solo día libre en todo el año. Es un dato alarmante”.

Para Hernández, el problema no es individual, sino estructural: “No se trata de si nos dan una ayuda puntual o nos perdonan la cuota un mes. Eso es limosna. Lo que necesitamos es que se nos reconozcan derechos reales: conciliación familiar, desconexión digital, vacaciones protegidas. No los tenemos. Y sin esos derechos, no hay descanso posible”.

Derechos laborales

El empresario insiste en que el sistema actual “exprime” al autónomo: “Un asalariado está de vacaciones y cobra. Nosotros, si paramos, no ingresamos nada, pero los gastos siguen. Y si te vas de vacaciones, te llevas el portátil y el móvil, porque los problemas no paran. Y Hacienda tampoco”.

A su juicio, mientras no se reconozcan derechos laborales básicos para los autónomos, las vacaciones seguirán siendo un espejismo: “Lo que hacemos es irnos a trompicones. Por la mañana con los niños y por la noche trabajando”.