Quienes sean observadores habrán notado que hay un boom de peluquerías en Canarias. No sería raro que usted, querido lector, haya visto en su barrio alguna apertura reciente. Si es así, debe saber que no es un caso aislado. En el conjunto del Archipiélago, el aumento ha sido de un 30% en los últimos tres años. La pregunta es muy clara: ¿a qué se debe el incremento?
Los datos son muy llamativos y hablan por sí solos: en las Islas existen alrededor de 20.000 empresas dedicadas al sector de la imagen personal. Solo en Tenerife, por ejemplo, la cifra llega a 8.000. “El crecimiento es abismal”, afirma de manera tajante Cristo Delgado, presidente de la Asociación de Peluquerías y Belleza de Canarias (ASPEBECAN).
Peluquerías y pandemia
Pone sobre la mesa que es uno de los sectores con mayor crecimiento en Canarias. Aunque el boom corresponde sobre todo a las barberías, también están viviendo un momento de oro los centros de estética especializados en manicura, así como la estética facial o corporal. Una parte de la explicación está en la pandemia, cuando las peluquerías no cerraron sus puertas.
Delgado relata que por aquel entonces muchos consideraron que era preferible invertir en el sector de la imagen antes que en otros como la restauración. Además, permite que los jóvenes —en ocasiones con ayuda de sus padres— puedan destinar dinero para montar una peluquería en Canarias porque supone un desembolso menor al principio en comparación con otros negocios.
"Muy poca inversión"
“Con muy poca inversión crean una empresa”, señala. Pero la cosa no queda ahí porque para el presidente de ASPEBECAN el principal problema del eslabón está en cómo aprenden los jóvenes que quieren dedicarse al mundo de la imagen. Denuncia que existe intrusismo porque hay peluquerías dando formación sin ser centros habilitados para ello.
Expone que el inconveniente está en que enseñan a cortar, pero no la parte profesional del oficio como la forma de montar una empresa o los procedimientos para contratar al personal. Por otro lado, sostiene que la clave es matricularse en academias o institutos con cursos acreditados por el Gobierno. En definitiva, garantizar que el aprendizaje sea adecuado.
Falsos autónomos
¿Esa es la única explicación al boom de peluquerías? Todo apunta a que no. Delgado asevera que las peluquerías no están contratando, sino que ‘fichan’ a autónomos para ofrecer un servicio dentro de sus salones alquilándoles un sillón. Además —dice— tienen que pagar a parte todos los productos que utilicen.
Exclama que en ese caso se puede hablar de que recurren a falsos autónomos porque “no puedes tener a una persona trabajando de lunes a viernes durante ocho o más horas semanales con el mismo epígrafe que tienes tú”. “El autónomo [en un caso como ese] tiene que facturar en dos o tres empresas al año”, afirma.
Montar una peluquería
Como consecuencia, apunta, la gente se marcha, crea su propia empresa y repite el mismo patrón con los falsos autónomos. “Donde más se ve es en las barberías”, indica. “A mí me preocupa porque cuando un sector funciona, si no se controla, deja de hacerlo”, agrega.
Como solución, el presidente de ASPEBECAN propone crear un sello de calidad para que cuando el cliente entre al negocio sepa que ahí los trabajadores están contratados y asegurados. O bien que son autónomos, pero “haciendo las cosas bien”. “Y lo más importante: la formación”, apostilla Delgado.
Facturación
Asimismo, sostiene que “hay un punto más grave todavía”: cuenta que hay peluquerías en Canarias donde están contratando y pagando a comisión. O, dicho con otras palabras, pueden contratar a un trabajador por ocho horas y si factura 1.000 euros, el empleado se lleva la mitad —aunque en Hacienda figure una situación distinta—.
Delgado sentencia que todo esto ocurre porque la gente necesita trabajar. El problema, bajo su punto de vista, es que “nadie lo controla”. “Tú puedes montar una peluquería hoy en día sin ningún tipo de titulación”, agrega. “¿Cuando montas un bar no te piden como mínimo un carnet de manipulación de alimentos?”, se pregunta.
"Proteger al sector"
Lamenta que no se le esté dando los beneficios legales a nivel de seguridad social a un sector en crecimiento como el de las peluquerías en Canarias. Como solución, propone que cada profesión tenga su código CNAE. “No es castigar, se trata de proteger al sector porque está aumentando”, aclara.
Cuenta que institutos y academias oficiales en Tenerife han detectado una falta de alumnos. Insiste en que es un nicho laboral para la juventud y en que las nuevas generaciones se están formando en peluquerías “no legales [para dar formación]” en lugar de hacerlo en institutos —donde a veces se quedan sin plazas porque hay pocos— o en el Servicio Canario de Empleo.
