El archipiélago canario es un enclave estratégico para el desarrollo y la innovación de la energía eólica marina, la fotovoltaica flotante y la undimotriz, es decir, de las energías renovables marinas. El auge de estas tecnologías y su previsión de crecimiento de cara a la descarbonización ha provocado que cada vez haya más especializaciones para preparar a los profesionales, quienes también demandan cada vez más este tipo de formaciones.
El Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) es, de la mano de la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (SPEGC), un de las instituciones que ofrece hasta 11 cursos especializados en energías marinas. Este octubre ha comenzado la segunda edición de su programa, con un aumento de las matriculaciones en determinados cursos, según explica el jefe de sección del Departamento de Renovables del ITC, Santiago Diaz.
Aumenta el interés
Si a estos cursos, que complementan las formaciones de grado y formación profesional (FP), antes se apuntaban 20 profesionales ahora lo hacen 30, comenta Díaz. Incluso hay cursos en los que han limitado el número de inscripciones dado el alto interés de los alumnos. Un ejemplo, de cómo ha crecido el interés por la especialización en solo un año.
En concreto, los cursos están enfocados a las energías oceánicas, la fotovoltaica flotante, la física atmosférica y energías renovables marinas, la evaluación de impactos en las energías renovables marinas, la dinámica litoral, el almacenamiento energético vinculado a las energías renovables marinas, las comunidades energéticas portuarias, la acuicultura offshore, el diseño estructural de cimentaciones y amarres de generadores marinos, la gestión y operación de proyectos y el proceso de legalización/autorización de proyectos de eólica marina.
Para varios profesionales
La intención de estos cursos es que puedan servir para diferentes tipos de profesionales dentro del sector energético. Es decir, que en el desarrollo de un proyecto de energía marina, se pueda dar respuesta a todas las etapas, desde la fase previa de diseño y autorizaciones hasta su puesta en marcha.
Por esta razón, cada curso puede servir para profesionales de distintas ramas. Aunque la ingeniería prima, también acuden técnicos de formación profesional e incluso de Administración y Dirección de Empresas, un sector que también es relevante a la hora de gestionar los proyectos.
Cubrir la demanda de las empresas
Los cursos se basan en la parte técnica de las tecnologías, de manera que dan respuesta a las necesidades de las empresas, explica Díaz. En sí, los cursos sirven para especializar a sus estudiantes de cara a las demandas del mercado en el futuro. Una cuestión que muchas veces se queda corta cuando terminan su formación académica, por lo que estos cursos sirven de apoyo, en el paso previo al mercado laboral. "Con esto lo que haces es darle ya modelos específicos, herramientas que después puedan usar en el trabajo".
Por eso el contacto con las empresas para conocer sus necesidades es crucial para desarrollar los cursos. Tal y como comenta, las demandas cambian dependiendo de las empresas, pero actualmente lo que solicitan son formaciones relacionadas con las estructuras de las plataformas flotantes, los amarres, todo lo relativo a la rama medioambiental, y, sobre todo, formaciones de la parte eléctrica y mecánica, dado que en Canarias esta tecnología no se fabrica pero sí se instala.