El Gobierno de Canarias aprobó, a principios del año pasado, un decreto ley de medidas urgentes con el objetivo de hacerle la vida más fácil a la población que tiene problemas para acceder a una vivienda. Se trata de un documento que busca poner en el mercado casas tanto públicas como privadas. Además, a lo largo de sus 20 medidas, la cesión de suelo tiene un protagonismo relevante.
Juan Palop, arquitecto y urbanista, considera que el texto es positivo, pero echa en falta una apuesta por la innovación. “Creo que deberíamos aprovechar todas estas coyunturas para generar cambios en relación a lo que hemos venido haciendo hasta ahora”, apunta en una entrevista concedida a Atlántico Hoy. Pone como ejemplo la necesidad de implementar los ecobarrios, una figura que promueve “la conexión ambiental y social”.
"De impacto en impacto"
El también director de LPA Studio, quien lleva a cabo una crítica con la finalidad de proponer nuevas ideas que ayuden a construir —aportar un valor añadido—, tiene la impresión de que solo se trabaja “de impacto en impacto”. “Es como si la gestión diaria no fuera suficiente y tuviéramos que vivir en procesos de emergencia para poder generar y acelerar procesos de cambio”, agrega.
“No se habla”, afirma, "de la oportunidad que da esto para mejorar el parque de vivienda pública y la vida de la gente”. “Se ignora todo lo cualitativo y se insiste tanto en lo cuantitativo como en lo individual”, añade. Considera que se corre el riesgo de que, cuando el problema esté resuelto, surja una emergencia de aislamiento de las personas al no estar cerca del transporte público.
Los ecobarrios
Incide en que puede surgir una emergencia de soledad no deseada por no haber pensado en entornos donde se promueva la vida comunitaria y el acceso a los espacios públicos. “Lo que nos ha traído hasta aquí es maximizar una variable e ignorar el resto”, subraya Palop. Destaca el papel de los ecobarrios porque promueven “la conexión ambiental y social”.
“Es un sistema de organización urbanística y habitacional de alta eficiencia porque es capaz, por ejemplo, de crear comunidades energéticas, es capaz de depurar su propia agua y producir un porcentaje elevado de alimento. Tiene un sistema de gobernanza interna donde todo es mucho más horizontal y los vecinos pueden tomar decisiones”, explica.
Uso comunitario
“Con 300 viviendas, no pasaría nada si hubiera dos viviendas de uso comunitario para que se queden las visitas”, prosigue el arquitecto y urbanista. “Creo que en esto de la emergencia habitacional, con todo el respeto sabiendo que es un esfuerzo legislativo importante y que uno celebra, echo en falta que se nombre, por ejemplo, la oportunidad para innovar”, insiste.
Lamenta que en todo el decreto solo hay una nota en un momento dado para un modelo distinto de vivienda que es la cohabitación. “Tuvo un debate parlamentario. Nuestros representantes podían haber puesto en la discusión temas como la calidad de las viviendas o aspectos urbanos”, resalta.
Barcelona y Baleares
Cree que es relevante fijarse en casos como el de Barcelona, donde sin entrar de lleno en los ecobarrios, apostó por las terrazas y los vecinos disponen de un invernadero en la cubierta con el objetivo de generar hasta el 60% de las verduras. “La licitación no apostó por el proyecto más barato, sino por el proyecto más sostenible”, matiza.
Por otro lado, “el caso del Instituto Balear de la Vivienda es un ejemplo espectacular de cómo llevan años promoviendo edificios de una calidad pública increíble con soluciones bioclimáticas ligadas a la singularidad ambiental y cultural de ese archipiélago”.
Viviendas entregadas
La apuesta de Canarias en los últimos meses por la vivienda pública ha sido firme. Sin ir más lejos, en Gran Canaria se han entregado casas públicas después de años sin hacerlo y en Tenerife se ha puesto en marcha la construcción de varias tras casi una década sin levantar ninguna.
Al respecto, Palop lanza un mensaje claro: “¿Por qué no aprovechar para empezar a ser los primeros en promover una estrategia de calidad de la vivienda pública ligado a esta emergencia?”.
Singapur
Bajo su punto de vista, Singapur es un ejemplo en el que poner la vista porque el 80% de la vivienda es pública y el resto privada. “Cualquier empresa que se quiera instalar en Singapur sabe que sus empleados y sobre todo sus empleados pueden encontrar casa. Además, esto está permitiendo una capacidad de gestión a las administraciones totalmente inusual”, comenta.
“El tema de la vivienda pública, aparte de ayudar a las personas con menos recursos, da una capacidad de gestión a las administraciones de asuntos como el dinamismo empresarial o el cuidado de los mayores que no produce cuando tienes todo el parque de viviendas privatizado”, reflexiona.
“Lo digo porque esto de la vivienda pública hay que empezarlo a mirarlo, en vez de desde bandos, con una mirada un poco más distante y abierta a las oportunidades que ofrece”, sentencia Palop —quien además es el presidente de la Fundación Instituto20grados—.
