La nueva ofensiva arancelaria de Donald Trump no solo sacude a China y la Unión Europea. También lanza un aviso indirecto a territorios frágiles como Canarias. Aunque las islas apenas exportan un 1,2% de su producción al mercado estadounidense, el informe Trump, aranceles y Canarias. Lo que está en juego, elaborado por la consultora canaria 22grados, advierte de que el impacto de esta guerra comercial puede sentirse en múltiples sectores estratégicos del Archipiélago.
El documento señala que el nuevo arancel del 10%, ya en vigor, y del 25% para productos europeos —aplazada su aplicación durante 90 días por orden este miércoles del propio Trump—, afectan especialmente a sectores de alto valor añadido, donde Canarias tiene presencia, aunque en pequeña escala, como el del vino, los quesos artesanales o productos del mar gourmet.
“No competimos en volumen, sino en identidad y calidad. Subir costes ahora es retroceder años de posicionamiento internacional”, lamenta Pedro Suárez, del Consejo Regulador de Vinos de Gran Canaria.
Turismo
Pero el informe también advierte de impactos indirectos que podrían ser incluso más graves. Entre ellos, la caída del turismo europeo si las economías emisoras entran en recesión, el encarecimiento de materiales y suministros para la construcción, o la incertidumbre logística que puede afectar a la posición de Canarias como hub atlántico.
“No se trata de si el turismo sube o baja, sino de si podemos mantener los niveles actuales sin vernos forzados a reducir precios”, subraya José María Mañaricua, presidente de FEHT. Una visión que comparte María de la Salud Gil, presidenta de los constructores, quien alerta de una posible parálisis del sector si la incertidumbre frena la inversión y sigue disparando los costes logísticos.
Tres recomendaciones
El informe de 22grados propone tres grandes líneas de acción para mitigar los efectos de esta nueva etapa de inestabilidad global: mitigación a corto plazo (revisión de productos afectados y nuevas rutas comerciales); diversificación a medio plazo (fortalecer lazos con África Occidental y Latinoamérica, donde ya existen vínculos comerciales estables); transformación estructural a largo plazo, que permita a Canarias mejorar su resiliencia logística y su competitividad internacional.
La advertencia es clara: Canarias debe dejar de actuar como simple espectadora de los cambios geopolíticos y pasar a ser agente activo en su reposicionamiento comercial. Porque si algo ha demostrado este nuevo giro proteccionista, es que el mundo puede cambiar en una semana, pero el daño a la economía local puede durar años.
