La alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, se descolgó este jueves de la pauta general entre las administraciones públicas de Canarias. La edil, que gobierna con un amplio apoyo popular —en las pasadas elecciones su partido, en alianza con Coalición Canaria, obtuvo 17 de los 21 concejales del consistorio— anunció que el municipio, uno de los principales focos de atracción turística de Gran Canaria, implementará el cobro de una tasa por pernoctación a sus visitantes.
La jugada de Onalia Bueno, además de complacer a una masa importante de población, tiene mucha más miga. Lanza un mensaje al socio de Coalición Canaria en el Gobierno regional, un Partido Popular que no se siente cómodo ante planes que signifiquen el cobro de más impuestos. Y ejecuta un primer movimiento táctico en público de cara a la posibilidad de disputarle la dirección insular de Coalición Canaria a Pablo Rodríguez a final de año.
Laboratorio internacional
Más allá del carácter estético y estratégico —para beneficio propio— de la medida de Onalia Bueno, lo ideal sería que Canarias recogiera con más trascendencia la encomienda que el pasado 20 de abril miles de ciudadanos le trasladaron tras tomar las calles de las ocho islas. El mundo mira al Archipiélago con expectación a la espera de su próximo movimiento. Otros destinos turísticos de similares características, como Baleares, Creta, Cerdeña, Sicilia o Mykonos, no pierden de vista el movimiento social que ha germinado en nuestras Islas y valoran la disposición del Ejecutivo de Fernando Clavijo para buscar una solución.
Las opciones son múltiples, pero deben ir más allá de los intereses políticos. Canarias necesita gestores públicos con altura de miras y capacitados para alcanzar grandes pactos. Lo demás es folclore.