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Alsa agita el transporte en Canarias: del conflicto laboral al fantasma del concurso en Gran Canaria. / AH

Alsa agita el transporte en Canarias: del conflicto laboral al fantasma del concurso en Gran Canaria

La llegada de la empresa al Archipiélago ha generado incertidumbre y dado un giro a la situación del transporte en las Islas por las consecuencias que ha generado o las que pueda producir

Martín Alonso / Marcos Moreno

El desembarco de Alsa en Canarias ha generado mucho ruido, demasiado para una empresa gigante en números —pasajeros, empleados, guaguas y facturación— pero a la que le gusta moverse en las sombras oculta detrás de un perfil bajo. Pocos años después de adquirir Gumidafe y tras cerrar la compra millonaria del Grupo 1844, casi todo gira en el transporte discrecional de pasajeros —presente y futuro— alrededor de la multinacional con origen en Asturias: desde la reciente huelga de chóferes en la provincia de Las Palmas hasta el concurso de las rutas insulares de Gran Canaria que ahora explota Global.

La aparición de Alsa, desde su primer movimiento en Gran Canaria, se vinculó al al transporte regular de pasajeros en la Isla, un servicio cuyo contrato expira en 2027 —aunque la Autoridad Única del Transporte de la isla, ente dependiente del Cabildo, lo podría prorrogar hasta 2028—. Ese horizonte aparece como un fantasma para los trabajadores de Global, empresa que funciona como cooperativa y que presta ese servicio discrecional.

Concurso público

La adhesión de los chóferes de Global a la huelga —cuando en Gran Canaria se cumple con el convenio colectivo— es un claro aviso a Alsa de cara al próximo concurso público para el transporte regular de pasajeros en la Isla —sin obviar que Alsa ha comenzado a prestar servicio en el negocio ferroviario con el transporte de mercancías entre Asturias y León—.

En Fuerteventura, la incursión de Alsa en el mercado del transporte discrecional de pasajeros —servicio público, turistas, estudiantes o trabajadores— ha estado envuelto en un conflicto laboral en medio de la negociación del convenio colectivo de la provincia. En la isla, la multinacional, filial del grupo británico Mobico, es el actor más relevante de la movilidad.

En la imagen, guaguas de Global / GLOBAL

Huelga

Por el momento los chóferes de guaguas han suspendido la huelga del transporte interurbano con el objetivo de retomar las negociaciones entre la patronal y los sindicatos. Ahora bien, cada isla tiene su propia realidad. El Cabildo de Gran Canaria envió un comunicado el pasado lunes 22 de septiembre en el que, además de reconocer que los paros eran legítimos, pidió que todo volviera a la normalidad.

Aquella petición iba acompañada de varios argumentos como que los trabajadores de Global son propietarios de la empresa, algo que no ocurre en Lanzarote o Fuerteventura. Aunque la cosa no queda ahí porque la corporación insular puso de manifiesto que los empleados ya tienen reconocidas las reclamaciones que los llevaron a frenar la actividad. Pero su huelga tenía una razón más profunda.

Guagua de Alsa con tecnología 5G. / AH

Garantizar los derechos

No hay dudas de que el tema en Gran Canaria es el más complicado de explicar porque está enfocado hacia el futuro. A día de hoy Global tiene su propio convenio, pero cuando se caduque el contrato en 2027, el Cabildo tendrá que sacar el servicio a concurso público con unos pliegos que recojan las condiciones laborales del sector —que no son exactamente las que tiene la empresa en la actualidad—.

Por ello, entre las reclamaciones que pusieron sobre la mesa estaba el de un convenio colectivo para los chóferes de la provincia de Las Palmas. La única forma de garantizar por completo que los derechos de los trabajadores de Global no decaigan en el 2027 en caso de que entre Alsa o cualquier otra gran empresa dentro de dos años cuando llegue —quizás— una nueva compañía.

Mantener las condiciones

El problema estaría sobre todo en los empleados que se incorporen nuevos con el tiempo. En caso de que llegue otra compañía, cabe la posibilidad de que se subrogue a los trabajadores de Global y mantengan las condiciones actuales. Eso sí, cuando se produzcan jubilaciones o nuevas incorporaciones, los empleados que lleguen por primera vez podrían tener unas condiciones distintas.

La duda se ha generado tras lo ocurrido en Lanzarote y Fuerteventura, donde cada una de las empresas —entre ellas Alsa— tiene su propio convenio colectivo. Volviendo al gigante asturiano, presta el servicio de transporte interurbano en Fuerteventura tras comprar Tiadhe —gestionada antes por 1844— y en los municipios grancanarios de Santa Lucía de Tirajana o Gáldar tras adquirir la entidad Gumidafe.

"El bloqueo sistemático"

“Alsa no viene a mejorarle la vida a los trabajadores, no lo han ni en Gumidafe ni en Tiadhe porque uno de los mayores problemas que hemos tenido en la negociación ha sido el bloqueo sistemático a la mejora, al reconocimiento de la antigüedad y algunas cuestiones más que en nuestra profesión”, asegura Santiago Domínguez, coordinador del sector de Carreteras de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de Comisiones Obreras (CCOO) en Canarias.

El representante sindical pone sobre la mesa que Alsa no es la única, sino que habrá otros gigantes que puedan tener interés en el Archipiélago. Reconoce que “el modelo europeo está cambiando” porque “los grandes se están quedando con todo y desplazando a los pequeños, no hay quien pueda con ellos”. Señala que la ley hay que cumplirla, pero “pretendemos protegernos ante la llegada de quien sea”.

"Vienen a ganar dinero"

En especial, apunta, ante posibles recortes de plantillas. En cuanto al servicio de Alsa en Fuerteventura, apunta que aunque pueda parecer que Alsa ha hecho un buen trabajo mejorando el servicio, no era muy difícil porque la isla majorera “llegó a prestar un servicio con tal deficiencia que estaba entre los peores de España, era un auténtico desastre”. Además, la empresa asturiana cuenta con una gran flota de guaguas.

Bajo su punto de vista, lo mejor sería que los cabildos no pierdan nunca el control del transporte. Señala que en Gran Canaria, por ejemplo, con Global hay mucha más flexibilidad que con un contrato cerrado si llegara otra compañía. A día de hoy, el Cabildo cuenta con un mayor margen de maniobra porque de la otra forma solo se podría actuar sobre lo presupuestado desde el principio.

Domínguez concluye que los trabajadores tienen una cosa muy clara: “Las empresas [como podría ser el caso de Alsa] vienen a ganar dinero, y esto es lícito, para eso se montan las compañías. Pero no vienen a mejorar la vida de los canarios”.