Nuestras islas son un regalo bendito del cielo, y la muestra es este increíble artículo, gracias a Hansel, amante de la fotografía de aventura. Como él, aventurero donde los haya, hoy les mostramos estas instantáneas hechas desde la isla de Gran Canaria.
Desde hace algunos años, nuestra diversa oferta turística ofrece experiencias inigualables como contemplar nuestro propio universo. Debido a la calidad astronómica (la transparencias de nuestros cielos y el número de horas de observación útil el año) algunas de nuestras islas como Tenerife o La Palma son lugares muy especiales para este tipo de vivencia (así que espero no muy pronto poder mostrarles algo más).
Siempre me he sentido afortunada por vivir donde vivo, gracias al excepcional clima que invade el Archipiélago, debido a su cercanía al Ecuador de la Tierra y lejos de las tormentas tropicales que se suelen dar, esto permite que a partir de los 2.400 metros sobre el nivel del mar, podamos tener una atmósfera limpia de turbulencias, y esto garantiza estas magníficas vistas. ¿No lo creen? Es vibrante pensar en estar ahí, oír el viento, sentir la naturaleza viva, silencio, más silencio… tú y el mundo. Seguro, como me ha pasado, una serenidad te comienza a llenar desde la punta de los pies y te recorre todo el cuerpo hasta llegar al corazón, donde se expande la felicidad en estado puro. Así por lo menos me siento yo cada vez que vivo estos momentos.