Si me preguntasen hoy mismo cual es el edificio más curioso de toda la isla de Tenerife, no diría como muchos piensan y bien pensado en el Auditorio Adán Martín en la capital, Santa Cruz de Tenerife, no, mi mente divaga mucho más y se va hacia costas casi sureñas, dónde el viento es el pan de cada día, donde el sol nace y se pone tras las cordilleras del centro de la ínsula y donde el mar rompe duramente contra la orilla, ese lugar al que llaman Porís, allí, se encuentra quizás para mí, la estructura más atractiva y característica de todo Tenerife, la casa del famoso arquitecto Jacques Herzog.
Es un orgulloso y un valor añadido sobretodo a las TICs que personas como Jacques deseen construir y dejar un trocito de su talento en nuestras islas, pues el reconocimiento que ostentan estas personas a nivel internacional ayudan a posicionar a la isla, y eso me enorgullece y me llena de ilusión.
Esa es la premisa del arquitecto, que para quien no lo conozca, es el autor junto a su compañero Meuron de crear Tenerife Espacio de las Artes (TEA). Y aquí llega el punto en el que yo me planteo, ¿cómo de importante es que una persona de fuera se encariñe o se fije con nuestras islas? ¿Es bueno o malo?
Muchos sabemos que la residencia-búnker, como les gusta llamar a muchos fue construida sobre la arena y las piedras de la playa del Poris, la propia infraestructura provoca un aislamiento propio del sentimiento que puede llegar a sentir un isleño, pues sus muros de hormigón esconde a cal y canto la intimidad de la vivienda y que se pueda apreciar la sostenibilidad del ambiente.
Por eso, este Premio Pritzler, el Nobel de la arquitectura ha suscitado mucho revuelo, pues a revalorizado el suelo de Tenerife aportándole una identidad propia.
"En un artículo firmado por el colaborador Donacio Cejas, precisamente un arquitecto de Tenerife que reside en Madrid. Según escribe, Herzog descubrió que la Isla era el lugar ideal para construir su casa de retiro tras visitarla en numerosas ocasiones durante la fase de proyecto y construcción del TEA y la remodelación de la plaza España de la capital chicharrera. El arquitecto suizo quedó tan encantado con la Isla que invirtió años en elegir el punto donde construir su residencia de vacaciones. El principal requisito era que estuviera en primera línea de costa."