El sepelio de Ángel Ferrera, empresario fallecido el pasado lunes en Las Palmas de Gran Canaria a los 79 años, se ha retrasado por decisión judicial. Ferrera padecía un cáncer de pulmón desde hacía años y un médico certificó que esa fue la causa oficial de su muerte. A pesar de ello se elevó una petición para que se realizara una autopsia. Los restos mortales del expresidente de Toyota Canarias se encuentran en las cámaras del Instituto de Medicina Legal de la capital grancanaria.
Fuentes cercanas a la familia aclaran que esta petición no se realiza "por las circunstancias de su enfermedad terminal, que son incuestionables, sino por hechos y circunstancias anteriores que llevan meses siendo investigadas".
Es por ello que su cuerpo, que se podía haber sido trasladado desde el martes, una vez realizada la autopsia, aún permanece en el Instituto de Medicina Legal, dado que el juez encargado del caso ha ordenado que permanezca en las instalaciones hasta que finalicen el informe definitivo, "dado que la viuda no lo quería enterrar sino incinerar".
Los familiares de Ferrera recuerdan que las diligencias penales "son secretas siempre" y las partes, "mucho menos los medios", no deberían vulnerar ni publicar información alguna al respecto, pues el fin de estas actuaciones es "esclarecer la realidad y el buen nombre" del conocido empresario y de su familia.