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Panorámica de Betancuria, el pueblo de Canarias con menos habitantes / TURISMO DE ESPAÑA

Con calles empedradas y un parque natural: este es el pueblo de Canarias con menos habitantes

Canarias está llena de historia y en el pueblo con menos habitantes del archipiélago aún se puede pasear por calles que recuerdan al pasado

En el corazón de una isla marcada por siglos de historia y naturaleza indómita, se esconde una joya imprescindible para quienes buscan explorar las raíces más auténticas de Canarias.

Con apenas unas calles empedradas y rodeado por un paisaje que parece sacado de otro tiempo, este municipio no solo guarda la esencia del pasado, sino que se ha ganado un lugar entre los pueblos más bonitos del país. ¿Qué hace tan especial a este pequeño rincón? 

Betancuria

Betancuria, fundada en 1405 por el conquistador normando Jean de Bethencourt, es el municipio con menos habitantes de Canarias, con solo 812 personas censadas según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Ubicada en el centro occidental de Fuerteventura, fue la capital histórica de la isla hasta 1984 y hoy forma parte de la red de Pueblos más Bonitos de España.

Este pequeño núcleo urbano está rodeado por el Parque Rural de Betancuria, un espacio natural protegido que abarca 16.000 hectáreas, convirtiéndose en uno de los entornos más valiosos de la isla, tanto a nivel geológico como etnográfico.

Un paisaje volcánico único

El parque es un verdadero libro abierto de geología, donde las formas de sus montañas revelan el origen volcánico de Fuerteventura. Aquí predominan paisajes áridos y erosionados, con rocas que datan de millones de años, entre basaltos, lavas almohadilladas y antiguos sedimentos marinos.

La vegetación, adaptada a la escasez de lluvias, incluye especies como tabaibas, cardones o espinos, mientras que el cielo es sobrevolado por aves protegidas como el guirre, un ave emblemática de Canarias. Los amantes del senderismo encontrarán rutas que conectan Betancuria con localidades cercanas como Vega de Río Palmas o Valle de Santa Inés.

Historia y patrimonio vivo

Pasear por las calles de Betancuria es viajar al pasado. Su casco histórico, con casas encaladas y balcones de madera, mantiene intacta la arquitectura tradicional. Entre sus monumentos destaca la Iglesia de Santa María, construida en 1410 y reconstruida tras un ataque pirata en 1593, con un interior que combina elementos góticos, mudéjares y barrocos.

A pocos metros se encuentran las ruinas del Convento de San Buenaventura, uno de los primeros centros religiosos de Canarias, y la ermita de San Diego, construida sobre la cueva donde se dice que oraba San Diego de Alcalá.

Cultura y gastronomía majorera

El Museo Arqueológico de Betancuria ofrece una ventana al pasado prehispánico de la isla, mostrando la vida de los antiguos majoreros y su lucha por sobrevivir en un entorno hostil. Aquí se pueden conocer herramientas, cerámicas y restos que narran una historia de más de 2.000 años.

Visitar Betancuria es también degustar su gastronomía tradicional. El queso majorero con denominación de origen es una parada obligada, así como el gofio amasado, un plato ancestral elaborado con harina tostada mezclada con caldo o miel, servido en zurrón.