“Lo más curioso es que desaparece en cuanto sube el mar”. Así describen los vecinos de Caleta de Fuste una de las joyas más desconocidas de Fuerteventura: una piscina natural formada por rocas basálticas que solo se deja ver durante la marea baja. Cuando el Atlántico retrocede, el agua cristalina queda atrapada entre paredes volcánicas negras, creando un paisaje difícil de olvidar en Canarias.
Este enclave no es una poza cualquiera. Frente al océano y a pocos metros del casco urbano, el charco sorprende por su carácter efímero: dos horas después, la pleamar lo cubre por completo y desaparece ante los ojos de quien no supo llegar a tiempo.
Un tesoro escondido en Caleta de Fuste
El municipio de Antigua guarda este rincón que, pese a estar junto a un destino turístico muy popular, pasa inadvertido para la mayoría de los visitantes. “La mayoría vienen buscando la playa y ni saben que existe”, comenta un guía local que incluye la piscina en sus recorridos. El contraste entre el negro volcánico de la piedra y el azul intenso del mar convierte a este espacio en un decorado natural digno de postal.
La erosión marina, paciente y constante durante millones de años, es la responsable de esta formación. El resultado es un pequeño paraíso escondido a plena luz del día, que ofrece tranquilidad y un baño diferente al habitual en las playas abiertas.
Cómo llegar sin perderse la experiencia
Acceder al enclave es relativamente sencillo. Desde el propio centro de Caleta de Fuste parte un paseo marítimo que conecta con la localidad de Nuevo Horizonte. El trayecto permite disfrutar de vistas continuas al Atlántico y de las rocas volcánicas que caracterizan esta parte de la isla.
Eso sí, hay que tener en cuenta un detalle esencial: las mareas. Solo en marea baja aparece la piscina natural. Consultar los horarios antes de emprender la caminata es imprescindible, ya que una visita en el momento equivocado significa perderse por completo la experiencia.
Más allá de la piscina
Caleta de Fuste, a solo siete kilómetros del aeropuerto, es uno de los destinos más recomendados para vacaciones familiares en Fuerteventura. Su playa de arena dorada, protegida de oleaje y corrientes, permite el baño tranquilo de los más pequeños. A su alrededor, hoteles, campos de golf y un puerto deportivo completan una oferta pensada para quienes buscan descanso sin renunciar al ocio.
Los restaurantes del paseo marítimo sirven recetas tradicionales canarias, con pescado fresco y postres típicos, que se disfrutan en terrazas con vistas al mar. Y para quienes prefieran alternar el descanso con compras, los centros comerciales del municipio ofrecen una variedad que combina lo local con lo internacional.
Una experiencia única
Visitar esta piscina natural de Caleta de Fuste no es solo cuestión de llegar: es también cuestión de tiempo. Un espacio que obliga al viajero a adaptarse al ritmo de la naturaleza y que premia con uno de los rincones más fotogénicos de Canarias a quienes saben esperar.
Quizá esa sea la verdadera magia de este rincón: su carácter efímero y la certeza de que, si parpadeas, desaparece.