Coalición Canaria en Gran Canaria ha reclamado la implantación de comedores escolares en las escuelas unitarias de la isla como medida clave para garantizar su supervivencia, frenar la despoblación rural y favorecer la conciliación familiar. La propuesta ha sido defendida por la consejera portavoz en el Cabildo, Vidina Cabrera, quien advierte que entre 2016 y 2025 se han cerrado ocho escuelas unitarias por la baja matriculación, motivada –según afirma– por la falta de servicios básicos como los comedores.
“Las escuelas unitarias son vitales para mantener la vida en las zonas rurales, pero sin servicios que faciliten la conciliación, como el comedor escolar, su futuro está en peligro”, advirtió Cabrera, quien pidió al Cabildo de Gran Canaria que inste al Gobierno de Canarias a implementar esta medida. Además, exige que sea la propia corporación insular quien lidere un plan de protección de estos centros, en coordinación con la Consejería de Educación, los ayuntamientos y la comunidad educativa del Colectivo de Escuelas Rurales (CER).
Lanzarote, ejemplo
Como ejemplo de que esta iniciativa es viable, Cabrera señala el caso de Lanzarote, donde en 2024 se alcanzó un acuerdo entre el Cabildo insular, el Gobierno autonómico y los municipios para poner en marcha comedores en escuelas rurales. “Ese es el modelo que queremos para Gran Canaria, porque sin escuelas no hay familias que se queden en los pueblos”, añadió.
Actualmente existen 32 escuelas unitarias en Gran Canaria. Cabrera considera “urgente frenar su cierre” y recuerda que su desaparición no solo implica la pérdida de un servicio educativo, sino también un aumento del envejecimiento y una caída del arraigo social en los núcleos rurales.
Problema habitacional
La consejera también ha relacionado este fenómeno con el problema habitacional de la isla: “La despoblación de determinadas zonas lleva a una concentración excesiva en otras, generando tensión demográfica y escasez de vivienda asequible”, apuntó.
Las escuelas unitarias son centros educativos situados generalmente en zonas rurales, con un número reducido de alumnado y aulas mixtas por edades. Su estructura permite mantener el acceso a la educación en lugares donde no es viable una escuela convencional, pero su futuro está amenazado por la falta de servicios complementarios que permitan a las familias mantener su vida en esos entornos.
